Centro de Convenciones
Una obsesión
fatal
El imparcial 17 de junio de 2015
Clausura ciudadana del proyecto |
La semana
pasada se sucedieron eventos desafortunados que una vez más han puesto en
evidencia la falta de visión y planeación en los proyectos estratégicos para la
ciudad.
El inicio de
las obras para construir un estacionamiento para 600 autos en las inmediaciones
del cerro del Fortín a costo de depredar un poco más de la limitada reserva
verde con que cuenta la ciudad --muy menor a la que los organismos
intencionales recomiendan por habitante--. Cambiar espacio publico por una
estructura de concreto destinada a estacionar automóviles es simplemente un
sinsentido, que sólo se explica con intereses fuera de la lógica del bien
común.
Existen varios
argumentos técnicos en contra de la implementación de este proyecto en ese
lugar, más allá del aspecto ecológico. Está por ejemplo la mala planeación vial
y de accesibilidad, lo débil del subsuelo y los problemas de resistencia al
viento. Que ya dos veces arrancaron la velaría del auditorio Guelaguetza, dando
muestra de que con ese tema no se juega.
Pero dichos
aspectos han sido soslayados una y otra vez, está también en duda la
efectividad del programa y éxito de las actividades a desarrollar en este
lugar. Hasta ahora nos han presentado números felices que hablan de una
realidad fantástica que parece alejada de la realidad y muestran un gran
desconocimiento sobre la economía real de la ciudad.
Por más que se
insista en el discurso, la ciudad de Oaxaca su zona metropolitana y sus 650 mil
habitantes, afortunadamente no dependen de un sector tan caprichoso como el
turístico para subsistir. Datos del INEGI, la Secretaría de Hacienda y La
Cámara de Diputados, así lo muestran; la aportación de este sector no llega al
5% del PIB metropolitano, que por otro lado se centra fuertemente en el consumo
interno y la prestación de servicios especializados.
Un sector
terciario mas allá del turismo que ha sido poco apoyado y fomentado por la
administración pública. Pero sabemos que esto no es el fondo lo que está en
juego, se trata de intereses más inmediatos que han hecho fracasar una y otra
vez las grandes iniciativas del actual gobierno.
Se dice que se
hicieron más de cincuenta rondas informativas apropósito del recinto para
convenciones que proyectan y que como resultado se obtuvo un apoyo por escrito
a favor del mismo. Lo cierto es que quizás se hicieron estas jornadas
informativas, lo falso es que se haya dado apoyo por parte de la totalidad de
los asistentes al proyecto.
Personalmente
asistí a una de estas presentaciones a petición de la secretaría a cargo, donde
se cuestionó fuertemente el proyecto y se negó decididamente apoyo alguno a la
iniciativa. Una y otra vez se solicitó cambiar el emplazamiento del lugar, sin
embargo, la decisión estaba tomada de antemano, se trataba de un teatro que
sólo dejó a los asistentes una perdida de tiempo.
Pero quizás lo
que más duele es el que se hayan usado las listas de asistencia que se hacían
tomar al inicio de la presentación, como avales firmados al proyecto. Este acto
es de una bajeza difícil de imaginar para quienes de buena fe y por insistencia
de la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico, acudimos a conocer un
proyecto cuya simple ubicación lo hacía muy cuestionable.
Esta forma de
actuar ha llegado a tal lugar, que en un desplegado de la STyDE se cita el
apego a unos supuestos lineamientos paisajísticos dictados por el Municipio y
la Casa de la Ciudad. No sólo no existe tales lineamientos, si no qué la Casa
de la Ciudad como institución especializada en el tema, se ha visto contraría a
esta iniciativa, por aspectos meramente técnicos que han sido expuestos en esta
misma columna.
Lo que resulta
grave es la alteración de la realidad, para dar justificación a una obsesión
que favorece a un puñado de personas, mientras colonias inmediatas verán como
desaparecen sus parques, espacios infantiles y la escasez de agua se hace más
grave, se trata de una situación por demás injusta.
El desarrollo
de las ciudades no se hace montando circos, se logra innovando, transformando,
generando gobernanza y certeza jurídica a los inversionistas y creadores de
empleo. Pero sobretodo, este debe estar fundamentado en la mejora en la calidad
de vida de sus habitantes y no en la merma o destrucción de la misma.
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