Lluvia, inundaciones, ciudad

Esta temporada de lluvias en la ZMVM nos recuerda lo frágil del ecosistema que habitamos. Partamos del hecho que vivimos en una ciudad que en primer lugar no debería estar en ese lugar, sin embargo, existe.

Partiendo de esta realidad y con la mirada puesta al futuro no queda más que encontrar vías para la misma sea un lugar lo más equilibrado y sostenible posible, donde quienes ahí viven puedan desarrollar su existencia de la mejor manera.

Esto requiere de forma evidente y urgente que dejemos de confrontarnos con el ecosistema que sostiene la ciudad y por ende a sus habitantes. Quiénes hemos invadido y transformado un territorio lacustre en una ciudad que da la espalda al ciclo de agua hemos sido nosotros. Por lo tanto, nos corresponde equilibrar este daño.

Lo que hace falta para iniciar este proceso no es otra cosa que entender que el hábitat urbano es también un hábitat natural. Que por más concreto que hayamos vertido en su superficie sigue siendo un lugar que tiende a regresar a la naturaleza y continuar con su ciclo geológico.

Las lluvias que se dejan caer sobre este inmenso valle no son si no un recuerdo de esta realidad, el agua reclama su territorio y lo hace aveces de forma violenta. Ante esto es necesario estar mejor preparados y revertir una visión que niega el agua, la cuenca, el lago, el bosque, como un sistema complejo que se rehabilita a sí mismo ahora como milenios antes de nuestra era.

El reto es uno, y es simple de explicar, tenemos que transformar la relación entre la ciudad y el agua. Este paradigma debería desde mi personal punto de vista guiar el destino de la ciudad en las próximas décadas. 

Las razones son muchas; por qué sin agua simplemente no hay estabilidad y sin estabilidad no hay gobernanza, porqué la ciudad se hunde y las infraestructuras se destruyen y pierden valiosos recursos, porqué el valor inmobiliario y patrimonial de las propiedades se contrae. Pero sobretodo porque necesitamos un ecosistema limpio y sano que asegure nuestro futuro.

No hacer es casi suicida.


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