2019

Siempre hay que agradecer el poder cerrar un año más, uno que ha estado lleno de retos y no falto de problemas. En lo personal ha sido uno donde hubo que reinventarse para poder adaptarse a un mundo que va cambiando de forma acelerada impulsada en buena parte por el cambio de paradigmas que estamos atravesando.

Este año desarrollé también junto con el equipo de trabajo de eeTestudio diversos proyectos de espacio público con una visión orientada a la salud del ecosistema la mayoría no llegaron a su etapa constructiva. Pero algunos pocos lo hicieron y otros tantos están listos para su inicio una vez que se cree el ambiente necesario para que estos sucedan.

Pero sobre todo, ha sido un año lleno de revelaciones en cuanto a los retos futuros en particular los ambientales que enfrentamos cómo ciudad, país, planeta, individuos. 

2019 es desde ya para la historia uno de los años más cálidos de que se tiene registro de hecho han sido tres continuos con altas temperaturas. Pero durante todo el 2019 se han se han registrado récords en este aspecto, falta de lluvias a lo largo de los ciclos agrícolas, crisis de agua en varias ciudades de México y el mundo. 

Recientemente el sur del planeta ha experimentado también crisis hídricas sin precedente, que han llevado consigo graves conflictos sociales. En Chile la media de reducción de lluvias en algunas regiones ha sido del 80% lo que ha conducido junto con otros factores latentes a un fuerte estallido social, en donde entre otras cosas está en juego el accesos al agua, en un país donde la producción de vino es una parte importante de la economía.

Franjas de temperatura México 1901-2018 #ShowYourStripes

Caso similar está sucediendo en Baja California Norte México, donde las regiones también productoras de vino enfrentan recortes al acceso de agua para riego en la región y conflictos sociales internos derivado de esto. Así diversas ciudades del país a distintas escalas enfrentan una emergencia en materia de acceso al agua que se irá agravando poco a poco. 

En Oceanía muy recientemente los fuegos consumen miles de hectáreas con toda la vida que estos albergan, hasta doscientos incendios han azotado al mismo tiempo el territorio australiano dejándonos imágenes devastadoras. Mismas imágenes presencié yo mismo en la costa de Canadá dos años atrás, el bosque lluvia se encontraba ardiendo.

Pero también ha sido un año que deja entrever cierta esperanza en el horizonte gracias a la reacción de una generación de jóvenes, casi niños que están llamando un movimiento firme para hacernos notar los efectos del cambio climático en el planeta y nuestras vidas. 

Este movimiento pequeño al inicio iniciado por una chica de 15 años es ahora la cara social de una lucha que debe dar cómo resultado cambiar las políticas publicas por todos lados, en especial las ciudades y un futuro relevo generacional de liderazgos. Esta es hasta ahora nuestra mejor apuesta para enfrentar un futuro que cómo nunca se percibe incierto.

2019 ya se fue queda todo el 2020 para intentar construir puentes hacía un futuro más sostenible, mis metas para el próximo año son como siempre ayudar a la construcción de esos puentes desde la trinchera del espacio publico y la infraestructura. El reto es cambiar conductas y modificar visiones, hoy como nunca urge hacer las cosas distintas, para conseguir resultados mejores en beneficio de todos.








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