Mesas vacías

Es sábado por la noche, y el clima está templado en la Colonia Roma, al caminar por las calles del barrio te puedes cruzar con las familias que habitan la colonia y que regresan a casa luego de una tarde de juego en alguna de las plazas que han retomado brillo y visitas estos últimos años.

No vale la pena siquiera destacar lo profundo del cambio físico y social que La Roma ha pasado en la última década poco queda de aquel barrio en resistencia luego del seísmo de 1985. La colonia se ha transformado de a poco de un vecindario residencial con tiendas de ocasión y negocios locales, en un epicentro de cientos de locales dedicados a la restauración --alimentos--.

Álvaro Obregón Col. Roma
Las calles de la colonia se van poblando de restaurantes, cafés, y pequeños locales que ofrecen todo tipo de comida. Lo cual pudiera ser un reflejo de una economía activa y en constante transformación, lo que a priori sería algo bueno para la ciudad, pero algo se siente extraño.

Sigue siendo sábado, son las 8 pm y las sillas que bordean las mesas de cientos de locales están vacías.

Es difícil interpretar esta realidad, pero seguramente muchos de los que habitamos y paseamos esta ciudad hemos notado este hecho. El porqué puede tener muchas explicaciones. Sin embargo, el hecho es que estas mesas sin comensales encierran una crítica aun modelo de ocupación y concentración del sector servicios que muestra signos de agotamiento.

Por un lado, está el hecho que la oferta parece estar rebasando la demanda, por otro, el que los residentes de la colonia están dedicando demasiados recursos a otros aspectos de su economía. Cómo el alquiler, según la revista Obras el alquiler en barrios cómo la Roma se ha multiplicado diez veces en diez años, esto es un dato que genera concentración de recursos en los propietarios o tenedores, evitando que el dinero se disemine en otros aspectos de la economía de escala barrial.

Pero esto no termina ahí, el alto costo del alquiler se refleja en el costo de los platos y servicios que se ofrecen en la colonia. Mientras un café espresso se vende en hasta en 40 pesos en la roma, en colonias vecinas cuesta 15 pesos, esta diferencia es radical.

Las mesas están vacías un sábado por la noche y eso debe preocupar a todos, porque la economía se detiene y las calles se quedan solas. El modelo se ve agotado y eso tiende a generar vicios en la economía, la pregunta es que hacer al respecto. Eso hay que entenderlo, meditarlo y buscar alternativas y respuestas a las muchas preguntas que este hecho genera.

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