Vegetación urbana
Los árboles que necesitamos
El Imparcial 30 enero del 2013
Las ciudades en las que habitamos hoy
día, son sin duda aluna las más grandes que jamás haya visto la
humanidad. Hemos edificado sistemas urbanos increíblemente
complejos, con poblaciones de varios millones de personas. La ciudad
de Tokyo-Yokohama en Japón por ejemplo, es parte de un conjunto
urbano, que puede llegar a contener una población de más de 35
millones de personas.
Para muchos, el que las urbes tengan
estas colosales proporciones, es directamente proporcional a la
calidad de vida de sus habitantes. Es decir, la ciudad entre más
grande mejor. En general se trata de una afirmación que tiende a ser
cierta, aunque no siempre, no a cualquier costo y no en todas
circunstancia. Una en particular preocupa de forma especial: la
ausencia de verde en nuestras manchas urbanas.
Las urbes en México sin importar su
escala, y en parte sumidas en una inmensa presión demográfica se
han expandido de forma más parecida a una infección que mata tejido
vivo, que aun organismo que trata precisamente trata de estarlo.
Mientras tanto vemos como la ciudad va
consumiendo cada vez más rápido enormes cantidades de territorio de
todo tipo sin dar tregua, a bosques, llanos, campos agrícolas, ríos,
riberas o desiertos. En la mayor parte de las ocasiones cuesta mucho
incluso llegar a suponer cual podría haber sido el paisaje que
dominó en lugar donde hoy esta edificada nuestra casa, escuela o
tomamos el cafe, se borra todo rastro de naturaleza.
Esto ha ocasionado una terrible
disociación de la población con el medio ambiente, ese del que
dependemos directa y ineludiblemente. Aún no hay nadie que soporte
beber agua contaminada o respirar aire sucio, sin que nuestro cuerpo
lo resienta de forma negativa, y aveces mortal. El gran Smog de
Londres de 1952 y sun más de 12 mil muertos, son una evidencia de
esta afirmación.
Pero sin importar estas experiencias,
nuestras ciudades cada vez muestran más falta de aquello que puede
hacer de nuestro medio ambiente un lugar más amable y saludable:
árboles.
El árbol en la ciudad cumple con más
de una función. Es eso que hace el duro paisaje de la urbe más
amable, quién nos protege de la lluvia y los rayos del sol, --algo
particularmente importante en nuestra ciudad--. Limpia nuestro aire y
es muchas veces guardián de la memoria y las tradiciones de un
lugar. Como muestra están lo magníficos sabinos que podemos
encontrar en valles centrales, uno de ellos en la estación del
ferrocarril, pese a su importancia histórica terriblemente
abandonado.
Los beneficios de estos habitantes
estáticos de la ciudad son interminables, un sólo árbol puede
amortizar la contaminación de 100 automóviles, se ha demostrado que
en un proceso de recuperación médica tiene un efecto positivo en el
paciente. Y quizás lo más valioso, son el soporte de toda una
diversidad biológica que enriquece nuestra experiencia urbana.
Plantas trepadoras, hongos, insectos,
aves, etc. Ocupan cada espacio disponible en un árbol para formar un
circulo simbiótico. Del cual formamos parte directa, por más que
nos empecinemos en demostrar lo contrario.
Pese a todo esto,pareciera que la
nuestra como mucha ciudades, tienen algo en contra de estos miembros
tan destacados de nuestra sociedad. Casi cada día debemos lamentar
la pérdida de algún árbol, muchos de ellos adultos y en plena
forma, lo que le da al problema un matiz trágico del cual apenas nos
percatamos, pese a su terrible impacto en la sociedad y su medio.
Ya sea por la inconsciencia de unos
cuentos que le maltrata cuando sigue siendo frágil y débil, o por
la realización de alguna obra civil en nuestro entorno, el árbol es
continuamente talado y después olvidado. Ya nadie habla de los
muchos derribados en la colonia reforma para la construcción de una
tienda de autoservicio, o más recientemente de los que
desaparecieron en la zona de cinco ñores para la edificación de una
obra vial y otros tantos que se pierden cada día anónimamente.
Estas acciones, pueden estar
justificadas --aunque aveces no lo suficiente-- sin embargo, no deben
ser pretexto para negarle a la ciudad y sus habitantes eso que nos
tiene vivos. Si un árbol desaparece cientos deberían surgir, no
solo ser plantados y olvidados, si no acompañados y cuidados --la
mayor parte de los árboles plantados no llega a adulto--.
Como quién cuida lo más precioso, por
que eso es lo que nos regalan cada día, una mejor, agradable y
sobretodo, posible, vida.
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