Del verde al gris y de vuelta al verde II

Las urbes aparecidas
El Imparcial 03 de julio del 2013



Cuando alzamos la mirada y apreciamos el paisaje que circunda y compone nuestras urbes, rápidamente notaremos el predominio de un color gris que da ese particular aspecto de ciudad improvisada al que estamos tan acostumbrados. Las paredes la mayor parte de las veces están sin aplanar, varillas de acero se asoman por encima de columnas y losas a la espera de la siguiente planta de la siguiente generación.

La importancia del concreto en la vida de las ciudades es sin duda alguna fundamental y ha llevado a millones personas a contar con una casa propia. Pero su presencia es mas contundente que eso.

La escalada migratoria iniciada a mediados del siglo XX y que en oleadas distintas llevo a un enorme número de personas a las ciudades, primero las grandes y luego las menores. Demandó la construcción de viviendas de forma acelerada y ante la ineficacia del estado para prever planear y resolver, esta necesidad sólo la pudo resolver la gente misma.

Lo que sucedió en ese periodo de tiempo revolucionó las urbes en México y afecto en cada componente a la sociedad que arropaba estos cambia. Medio ambiente, economía, mercado de trabajo, todo resistió la llegada de esta nueva era en nuestras ciudades donde un conjunto urbano emergía al lado del otro de manera súbita sin que pudiéramos ni siquiera poder contabilizar su aparición.

A nivel de la economía del país la dinámica de construcción autogestiva fue tan contundente, que para finales del siglo XX las grandes empresas cementeras del país realizaban hasta el 85% de sus ventas totales en forma de bultos al menudeo. Este dato es muy revelador si consideramos al menos una de nuestras industrias del concreto se encuentra en el top cinco de la industria a nivel mundial.

La ciudad de concreto tuvo que ser edificada por necesidad, no existe antecedente en cuanto a intensidad constructiva antes de esta era en el país y quizás el continente. Literalmente cientos de kilómetros de ciudad fueron agregados en apenas medio siglo, multiplicando por mucho las extensión urbana preexistente.

Para darnos una idea de este relación, sólo para la ciudad de Oaxaca la mancha urbanizada de la zona metropolitana pasó de cerca de 8 km2 en los años cincuenta a cerca de 100 km2 para el 2005, es decir la superficie se multiplicó más de diez veces. Lo que no significó por mucho un crecimiento de la población en ese ritmo, si bien hubo un aumento mantenido de la misma la expansión de la ciudad supero con creces la multiplicación de la población urbanizada.

Este de echo es uno de los grandes problemas que enfrentan las ciudades mexicanas en la actualidad, por cada tanto que se incrementa su población, la mancha urbana lo hace cinco veces. Generando un elevado consumo de suelo y una alta demanda de servicios y recursos naturales. Al grado tal que la mayor parte de las ciudades en el país enfrenta algún tipo de crisis derivada sobretodo de la falta de agua.

Pero la construcción de la ciudad gris no se limitó a la construcción de casas, es quizás allí donde venga la mayor parte de las problemáticas de este modelo. La urbanización de las ciudades implicó la construcción de infraestructuras que permitieran el asentamiento de los nuevos urbanitas, lo que se tradujo en la construcción de cientos de km de calles que predominantemente se construyeron también de concreto.

El resultado fue la transformación de ecosistemas integrales, en espacios urbanizados donde casi nada entra o sale del suelo. Aquí podemos hacer una clara conexión con el problema hídrico de las ciudades del que hablamos antes. Mientras más personas se asentaban en un lugar y demandaban servicios, entre los cuales el más fundamental; agua potable, la propia mancha urbana impedía la recarga de los acuíferos ubicados en el subsuelo que tapono.

Por otro lado, otras dos infraestructuras culminaban con ese ciclo nefasto. Los drenajes, presentaban fallas ante movimientos de tierras y vierten una gran cantidad de desechos directamente al medio ambiente, enturbiando más el agua. Y la red de distribución de agua potable, igualmente improvisada y que filtra hasta el 40% del agua bombeada antes de llegar a los hogares.

Por último, el encarpertamiento de la ciudad trajo un otro factor negativo inesperado, un elevación aveces muy marcada de las temperaturas medias de la ciudad, que afecta a todo lo vivo, incluidas las personas.


Si bien el uso del concreto resolvió de manera inmediata lo que era una crisis por espacios habitables, su uso excesivo está costando mucho a la ciudades. Es necesario mediar su avance en la ciudad, aprovechando sus ventajas y promoviendo nuevas formas de uso.

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