Antrification
El imparcial 8 de mayo 2013
El centro de la ciudad de
Oaxaca es un lugar muy peculiar y especial para quienes habitan o
visitan la ciudad, es el corazón de un entramado urbano donde
habitan casi 600 mil almas. Es también el lugar de referencia, y el
que más peso tiene –lo que no necesariamente es muy bueno-- a la
hora de hacer referencia a la ciudad misma, por lo que su estado
general debería ser una prioridad.
El centro de la ciudad de
Oaxaca concentra también la mayoría de las actividades económicas
de la urbe, representadas en su mayoría por el sector comercio y
servicios que a escala metropolitana significan el 60% del PIB de la
ciudad según el último censo económico del INEGI.
En este sentido se generan
muchos fenómenos que suelen acompañar este tipo de dinámicas
económicas. Algunos reafirman el sentido productivo del sector,
otros por el contrario si no se regulan adecuadamente pueden resultar
altamente nocivos. No sólo para la ciudad y su economía si no para
la imagen que de la ciudad se construye.
Calle por calle del centro
histórico es más común identificar como el uso de suelo de muchos
sectores se han transformado en corredores donde priva un modelo de
negocio dedicado a la venta de bebidas alcohólicas que hoy día se
distribuye en casi cualquier dirección. Este sector se va
expandiendo rápidamente por la ciudad lo mismo en el lado norte que
el sur del centro y da la impresión de que buena parte del centro
está avocado a esta actividad.
Con la existencia de estos
giros se desatan otros fenómenos, algunos de relativa poca
relevancia, como la contaminación auditiva que generan desde
tempranas horas del día y hasta muy pasada la noche. Otros son más
complejos y tiene que ver con la inseguridad que se pervive en la
ciudad, por más que las autoridades insistan en negar datos
recolectados sobre los índices de delincuencia en la ciudad.
Lo cierto es que a nivel
de la calle es común la percepción de que es mejor evitar ciertos
sectores del centro, que hay que rodear o simplemente no pasar desde
ciertas horas. Estos habían estado hasta hace poco concentrados en
lado sur del centro pero desde hace muy poco se han ido expandiendo
hacia el norte ocupando calles que tradicionalmente se habían
mantenido liberadas de estos giros como Independencia o Morelos.
Actualmente bajo el
esquema de bares o mezcalerías se han ido abriendo gran cantidad de
locales que sólo ofrecen eso, bebidas alcohólicas. No se trata de
lugares de consumo de alimentos o de diversión familiar, si no de
centros de ingesta de alcohol que de a poco van dominando el paisaje
de la ciudad, quién lo dude de una caminada por la calle Porfirio
Díaz por la noche, descubrirá una calle que no conocíamos.
Quién escribe no intenta
hacer de santurrón o de mojigato, no se trata de asustarse por que
una actividad como esta se desarrolla en la ciudad. Lo que es
verdaderamente preocupante es que a ratos parece que este es el único
sector donde se hace negocio, pareciera que abrir un bar o cantina,
garantiza el éxito para sus propietarios lo que nos debería
preocupar en el plano social y económico de sobremanera.
Es común que muchos de
estos locales tengan visitantes desde tempranas horas de la mañana,
seguro que muchos nos hemos percatado de esta realidad. La pregunta
es si estas personas están en un bar por la mañana ¿no significa
que una parte de nuestra población, grande o pequeña, no está
produciendo para mejora de nuestra sociedad?
Muchas veces nos hemos
sorprendido como en un municipio colindante con este y parte de la
zona metropolitana como Santa Lucía del Camino existan literalmente
cientos de giros negros, y que sus datos en seguridad sean
escandalosos. Que podemos esperar si esta dinámica prolifera en la
ciudad entera y se impone como orden común.
Me parece que la
existencia de actividad dentro del sector servicios incluso la de los
bares es positiva, siempre y cuando exista una adecuada regulación
en la materia y un mecanismo que controle su crecimiento desmedido.
Resulta también importante que se impulse a los empresarios del
sector hacia otros modelos, facilitando espacios, créditos y
capacitación si lo hacen.
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