La cuenta atrás
La competencia por emerger
El imparcial 23 de julio de 2014
Mientras las ciudades siguen adquiriendo notoriedad a nivel mundial como el principal hábitat humano, resulta más que evidente que aquellas que logren dar un paso adelante en materias de productividad y competitividad, serán las que se impongan en concierto local y global.
Para conseguirlo se debe actuar en
varios frentes, así lo han demostrado las urbes que han logrado
trascender en los últimos tiempos, algunas despegando desde niveles
muy bajos, como es el caso de ciudades asiáticas que hoy día
dominan buena parte del comercio internacional. Los frentes son muy
claros y en particular destacan dos, infraestructura y educación.
Estas dos componentes de la vida de las
ciudades son fundamentales para acelerar el avance de cualquier
sociedad urbana. Porqué en la actualidad como ya lo hemos mencionado
una y otra vez en esta columna el principal capital de las ciudades
es el humano. Pero cómo atraer y retener recursos humanos de alta
calidad si las ciudades no ofrecen buenos servicios y educación para
los hijos de quiénes pretendemos se queden en nuestras metrópolis.
Aunque tampoco se trata de cualquier
modelo de infraestructura y cualquier modelo de educación, se trata
de lograr modelos equilibrados que permitan el adecuado funcionar de
las personas que pueblan una ciudad. Aquí es donde está el
verdadero reto que debemos enfrentar si pretendemos que las urbes
trasciendan hacia un estado de bienestar superior.
Por desgracia para el caso de la ciudad
de Oaxaca son estas dos componentes de las que más adolece y para
las cuales en la actualidad se ven muy pocas perspectivas de mejora
en el futuro cercano, a no ser que se inicie un proceso de
transformación radical.
Obviando la realidad del sistema
educativo del estado de Oaxaca al cual hoy sólo los cómplices
pueden negar que se trata de un sistema hecho pedazos y de los más
ineficientes del país, queda por tratar el hecho de las
infraestructuras.
Particularmente nos deberíamos fijar
en aquellas que permiten que la vida en las urbes sea viable, es
decir las infraestructuras básicas, agua, electricidad drenaje.
Actualmente no hay habitante de la ciudad que no reciba agua oscura
en su domicilio, las plantas de tratamiento de aguas residuales en la
ciudad siguen sin operar pese a años de denuncia y la red eléctrica
y de telefonía se colapsan constantemente.
Pese ha esto, años van años vienen y
muy pocas cosas cambian, mucho tienen que ver la falta de regulación
sobre la ocupación del territorio que va extendiendo la ciudad de
forma desmedida, sin que nadie ponga un orden donde la generación espontánea de ciudad arrasa con todo. El orden es una necesidad
imperante en las conglomeraciones urbanas, sin este no hay forma de
obtener recursos para administrar una ciudad que crece en todas
direcciones sin control.
Pese a la buena voluntad de la
administración pública es necesario entender que la estrategia para
generar ciudades más ricas y organizadas pasa necesariamente por el
manejo adecuado del territorio y la construcción de redes técnicas
potentes.
Se requieren grandes inversiones para
hacer eficiente los sistemas nerviosos que mantienen una estructura
urbana funcionando a buen nivel, y de hecho esa ha sido la estrategia
que han mantenido muchas ciudades que han logrado superar su
adolescencia posmoderna. Así que mientras algunas anuncian planes
megalomaniacos, otras se han centrado en la construcción de
infraestructuras básicas de buen nivel y contener el crecimiento en
todas direcciones lo que ha resultado en una gran inversión.
Los casos se repiten por todo el mundo,
a un ritmo que seria complicado enumerar, recientemente Hamburgo
anuncio que en 10 años su sistema de transporte público hará que
casi nadie opte por el vehículo privado como alternativa. La
solución: bajos costos de transporte y de alta calidad, la ganancia,
bajas inversiones en mantenimiento de vialidades, reducción de
emisiones contaminantes y bajos tiempos de recorrido.
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