Bicicletas
El cambio indispensable
El Imparcial 25 de julio del 2011
Andador Chedrahui |
En fechas recientes nos
hemos dado a medir la velocidad con que se desplazan los distintos
medios de transporte que podemos utilizar al interno de la Ciudad de
Oaxaca. Esta curiosidad nace de la necesidad de establecer
estrategias que permitan enfrentar uno de los problemas más agudos
que nuestra urbe enfrenta. Resolver las necesidades de movilidad de
una población en incremento, multicultural, polifacética y muy
dinámica.
Los resultados que van
arrojando nuestras mediciones; que se suman a otros estudios
realizados en la ciudad son muy claros. Un automóvil privado,
autobús, o cualquier otro vehículo a motor de cuatro ruedas, se
desplaza a una velocidad que va de los 12 a los 17 km/h en la mayor
parte del núcleo duro de la ciudad --La bicicleta hoy día viaja a
esa misma velocidad en promedio--. Es decir, menos de la mitad de la
velocidad que se espera para que una ciudad pueda operar de manera
eficiente, y que ronda los 30 km/h.
El porqué de esta
situación, como ocurre con los grandes conflictos de las sociedades,
no corresponde a un único rubro. Es la combinación de una serie de
acciones y omisiones, que han llevado esta y muchas de las manchas
urbanas del país aun colapso de facto que afecta su capacidad de
gestión, limita sus posibilidades y empobrece sus arcas.
Enumerar los por menores
de esta situación sería en este momento ocioso. En vez de esto
describimos una alternativa que por eficiente se ha convertido en la
punta de lanza de transformación de muchas ciudades. La bicicleta.
Por extraño que hoy
resulte la bicicleta en la Ciudad de Oaxaca fue hasta hace una
generación, el medio de transporte por excelencia. Su abandono viene
de la mano de la llegada en masa de los vehículos de motor.
Vehículos altamente peligrosos para aquel que no va montado en
ellos, y que se apoderó de cada espacio disponible en la ciudad,
incluyendo arroyos y banquetas. ¿O acaso ven niños jugando en la
mayoría de nuestras calles?
Tanto los peatones como
los ciclistas han visto perder capacidad de desplazamiento en el
entramado de las ciudades. En mucho, debido a la falta de
infraestructura adecuada para estas formas de moverse. Pero también,
como resultado de una inequitativa condición de peso y respeto por
cada uno de los usuarios de la ciudad.
En una encuesta realizada
vía electrónica por la Casa de la Ciudad en el marco del primer
foro por el uso cotidiano de la bicicleta 2011. El 95 % de los
encuestados contestó que estaban dispuestos a usar la bicicleta si
existieran las condiciones de seguridad que permitieran su uso. No se
equivocan, los automovilistas y transportistas han gozado durante
mucho tiempo del uso exclusivo de las calles de la ciudad. Por lo que
la llegada de un nuevo, --aunque viejo--, ingrediente no ha sido bien
recibida.
Sin embargo, esta realidad
debe cambiar. El conductor debe comprender que una buena relación
con el ciclista implica el crecimiento de este modelo de movilidad.
Con ello, menos vehículos de motor y por lo tanto flujos mas ágiles.
Al tiempo se debe generar una cultura basada en la seguridad de
todos. Arrancando del peatón al ciclista, y llegando al conductor de
un vehículo de motor. Que debiera reflexionar sobre su
responsabilidad al moverse en un vehículo que puede pesar varias
toneladas y que por lo tanto implica una mayor responsabilidad. Valla
que no es lo mismo que te tumbe una bici que un urbano.
Por otro lado, los
distintos niveles de gobierno deberían tomar nota y consciencia de
la dramática situación que vivimos y que se avecina. Las ciudades
no soportarán el crecimiento del parque vehicular que se ha dado
hasta ahora. Es imposible, si las previsiones se cumplen el parque se
triplicará en 30 años y eso colapsará todo lo que conocemos.
La ciudad de Portland
Oregon, hace apenas unos pocos años, se dio cuenta de esta
situación. Dio lugar una fuerte estrategia de cuidado al peatón y
al ciclista que llevo a la implementación de un plan al que llamó
“la línea verde”. Esta estrategia significo marcar con una ancha
línea de ese color los cruces donde los ciclistas y peatones
pudieran encontrar dificultades de convivencia con los autos. Dando
seguridad de cruce a estos primeros.
El resultado; en cinco
años el número de viajes diarios realizados en bicicleta paso de 2
mil a 10 mil desplazamientos. Esto es sólo una muestra de muchas que
acontecen en el mundo que nos dan nota de como un cambio es posible.
Sobretodo a las puertas un infierno de transito y de salud –otro
tema pendiente-- que si no se atiende ahora acarreará desesperación
al futuro.
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