Telecomunicaciones
El tema olvidado en la
ciudad
El imparcial 27 de marzo del 2013
Cuando las sociedades
atraviesan situaciones de emergencia como las que vivimos en nuestro
contexto, solemos centrar las discusiones en aquellas cosas que
parecen urgentes. Contaminación, falta de agua, falta de empleo,
educación.
Sin embargo, todas estas
problemáticas suelen estar ligadas a un sistema que se arma de una
serie de engranes, algunos de estos más importantes que otros. Es
una especie de concatenación de eventos que derivan en múltiples
circunstancia y una enorme cantidad de problemas. Muchos de estos se
ven proyectados en la ciudad cada día.
Pero cuando la hora del
debate llega solemos centrarnos en el problema y no en su origen. Nos
angustia la falta y terrible calidad del agua en la ciudad, pero nada
hacemos para mantener la salud del sistema hídrico de nuestro medio.
El tráfico sofoca la urbe, se amplían y renuevan vialidades, pero
no estamos creando alternativas a la movilidad de las personas.
Nuestras regiones son de
las más deprimidas del país, pero muy poco se ha intentado por
resolver los déficit de infraestructura históricos que arrastra. De
entre estos hay uno que resulta fundamental debido a los tiempos que
vivimos, las telecomunicaciones.
Vivimos en un tiempo
distinto, uno que se caracteriza por la generación y manejo de
información. En la actualidad los estados, las ciudades, las
personas, adquieren relevancia dependiendo de la cantidad de datos de
los que se hacen, procesan y distribuyen.
Si miramos un mapa de las
ciudades más ricas y poderosas de nuestro tiempo descubriremos que
se tarta de aquellas que tienen más conexiones. Donde la información
llega y se distribuye, donde se concentra el conocimiento y las
finanzas mundiales. Pero esta acumulación de poder sólo ha sido
posible gracias a la existencia de potentes redes de comunicación
digital que han hecho posible este progreso.
Desde el tendido del
primer cable submarino a finales del siglo XIX, hasta el día de hoy
se construyó un sistema de comunicaciones lo mismo terrestres que
por señales inalámbricas que a permitido una de las épocas mas
brillantes de la historia de la humanidad.
Pero pese a todo, lo
cierto es que esta realidad no ha llego a todas partes, y que esquiva
con particular indiferencia a las regiones más pobres del planeta.
En México esto se refleja en la región sur de nuestro territorio,
donde el estado de Oaxaca adquiere un particular tono, poco
agradable.
Lo cierto es que una gran
cantidad del territorio oaxaqueño, se encuentra alejado del mundo de
la información, que miles de niños crecen sin acceso de aquello que
en otros países es considerado un derecho universal, acceso al red
global, al Internet.
Si observamos un mapa de
la cobertura de red móvil, notaremos un inmenso vacío en la
superficie del territorio del estado. En ese vacío se ubican miles
de asentamientos, donde habita una parte importante de la segregada
población de la entidad. Así que si suponemos que el éxito del
desarrollo humano de las comunidades en la actualidad depende en
mucho este elemento, nos daremos cuenta que todas estas comunidades
están condenadas.
Hoy en día, cuando se
trata de construir ciudad y territorio no podemos obviar estos
conceptos, no podemos permitir que la población de nuestras urbes y
demás asentamientos, dejen de participar de los factores que causan
desarrollo.
Así como una vez
iniciamos una cruzada para llevar agua y drenaje a tos lados –por
cierto sin éxito para una gran cantidad de la población--, tenemos
que asumir que la llegada de las redes de telecomunicaciones es
fundamental para generar el ambiente de desarrollo y negocios en
cualquier lado.
En nuestro tiempo, una
ciudad desconectada es una ciudad pobre, de la fila de atrás de las
que no tienen bases para liderar el desarrollo regional. Así que si
queremos ser factor de cambio y transformación, deberíamos aspirar
a que no hay un sólo ciudadano fuera de este paradigma que marca
nuestro tiempo; La era de la información.
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