Rio +20 y nosotros

La sociedad  de la dependencia
El imparcial 21 de junio del 2012

Durante el fin de semana  y acompañado de actividades desarrolladas desde unos días antes en la ciudad de Rio de Janerio Brasil, se realizó un encuentro de gobernantes mundiales donde debatieron sobre los retos medio ambientales que enfrentamos a escala planetaria. Y es que hoy día resulta fundamental entender la conexión que existe entre las distintas componentes de un sistema de producción y consumo que se extiende de orilla a orilla de globo.

La población del mundo crece de manera constante, al grado que hoy día nos encontramos ya más cerca de los 7 mil millones que de los 6 mil, cifra que estremeció al planeta hace apenas 10 años. Este ritmo de crecimiento, junto con los hábitos que caracterizan a una sociedad capitalista de la que formamos parte, ha arrojado terribles consecuencias sobre el medio ambiente de todo el orbe. No entraremos a hacer un triste recuento de esta realidad, pero si investigan un poco, encontrarán más una verdad escalofriante.

Dentro de tantos números hay uno que nos interesa particularmente, el mundo tiende a la vida urbana y cada día miles de personas entran en los procesos de urbanización que se alejan del modelo de vida agrícola que nos había dominado hasta entonces. Y es por este motivo que durante el encuentro Rio +20 los temas de la ciudad adquirieron un papel central, como corresponde a esta serie de lugares donde nos aglutinamos de a poco cada vez más.

Este proceso –al parecer-- sin retorno ha generado que pongamos mayor atención en el comportamiento y rumbo de las urbes por todos lados. Ciudades de todas escalas, tipos y funciones, son hoy día el epicentro de la actividad humana, en ellas se concentra el 85 % de la economía global y la mayor parte de los servicios e infraestructuras de planeta. Sólo en Estados Unidos en sus dos costas se han asentado 180 millones de personas casi todas en ciudades, lo que ha generado algunas de las mallas urbanas más contundentes del planeta. Mientras tanto, grandes porciones de este enorme país son prácticamente lugares inhóspitos. La vida urbana concentradora se ha impuesto en esta parte del mundo como en ninguna otra.

Es por estas tendencias que resulta fundamental tratar de encontrar lugares para discusión y puntos de acuerdo que nos permitan acordar cual es el mejor camino que debieran seguir nuestras urbes en beneficio de todos quienes las habitamos. Los grupos de discusión que se han reunido en Rio de Janeiro y que de apoco arrojan sus conclusiones, no sorprenden al mundo con sus señalamientos. Son voces que se han agotado de gritar a los cuatro vientos la locura urbana que caracteriza nuestras ciudades en la actualidad.

El problema central no es el crecimiento expansivo y súbito de algunas manchas urbanas, ni el asinamiento que define muchas de las grandes ciudades del planeta como sucede con gran fuerza en África o Asia, problemas todos de gran calado que habrá que resolver antes o después. El foco se ha centrado en la adicción enfermiza que las ciudades tienen hacia la energía proveniente de fuentes no renovables y en particular la dependencia que se ha generado de estos energéticos para movilizar las personas dentro de las urbes.

Y es que las cuentas no resultan claras. Imaginemos algunas de las conglomeraciones de personas más grandes del mundo, como Tokio o Sau Paulo, donde mucho más de 20 millones de personas van y vienen cada día, usando cada vez más vehículos particulares, dentro de un sistema vial que no tiene una capacidad de desdoblamiento eterna, consumiendo grandes cantidades de combustibles. 


Problema similar generan las urbes ubicadas en las partes extremas del globo que durante los inviernos consumen también cantidades imposibles de energéticos para mantenerse calientes, los cuales son en su mayoría fuentes no renovables, como petroleo, gas o carbón, que en pleno siglo XXI es responsable del 25.5 de la energía que se utiliza en el planeta.

Por estos motivos deberíamos hacer caso y también presencia de las discusiones que sobre estos temas se desarrollan por todo el mundo. Comprender que nuestra pequeña ciudad al sur de México tiene una responsabilidad y un reto ante un futuro que se abre cada vez mas complejo para los cientos de miles que la habitamos. Por lo que es importante entrar de lleno en una nueva dinámica que permita superar estos retos mediante estrategias que disminuyan el uso de hidrocarburos, reducir la movilidad de las personas al tiempo que se generan opciones de transporte público de alta calidad y un costo accesible.

Suponer que podemos seguir habitando la ciudad como lo hemos hecho hasta ahora es un grave error, que nos llevará a repetir las equivocaciones que otras generaciones y otras ciudades han cometido. Tenemos una oportunidad de ser diferentes y dar un paso adelante al desarrollo y uno de costado al retroceso, extendamos el pié entonces.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La arquitectura y la comunidad / Eugene Raskin

Super manzanas o Superilles

2019