Tecnología y ciudad I
Actualicemos
la urbe
A partir de una serie de encuentros, que si bien realizados de manera aislada, entre diversos actores interesados por el futuro de la ciudad. Ha salido a relucir un hecho que por repetitivo empieza parecer preocupante en el futuro de nuestra urbe: La necesaria actualización de las soluciones y técnicas que se aplican para resolver los problemas que afronta y afrontará el conglomerado que habitamos todos juntos.
Y es que no deja de sorprendernos algunas tendencias que pese a encontrarse ya desterradas del contexto de muchos lugares, en nuestra ciudad encuentran un nuevo verdor.
Y es que no deja de sorprendernos algunas tendencias que pese a encontrarse ya desterradas del contexto de muchos lugares, en nuestra ciudad encuentran un nuevo verdor.
Los
ejemplos son muy variados y van desde lo más fundamental hasta lo
más profundo del sistema de las administraciones públicas. Por
ejemplo: continuamente nos sorprende al darnos cuenta que cuando se
hace alguna intervención en el sistema de aguas de manera cotidiana.
Como a la hora de sustituir un simple tubo, o introducir uno nuevo,
se continúan usando materiales como el concreto, ferrocemento o pvc.
Estos
materiales, con más de medio siglo de antigüedad, y que en
ovaciones han mostrado incluso ser peligrosos para la salud humana, --como es el caso del pvc o algunos tubos de cemento que contienen
asbesto--. Hace mucho tiempo que han sido sustituidos en otros países
y regiones por componentes más actualizadas y con mejores
características.
Es
el caso como ejemplo de los plásticos de alta densidad, que entre
otras ventajas, no generan corrosión, no liberan partículas a los
líquidos, impiden la creación de bacterias y al ser flexibles,
soportan condiciones de terreno complicadas. Estos materiales, que
lejos de ser innovadores, forman parte de la vida de muchas ciudades,
garantizan también el servicio a largo plazo de los recursos
públicos.
Resulta
odioso descubrir como en el caso de los colectores de aguas negras
que acompañan al sistema de ríos urbanos con que cuenta la ciudad.
Estos no funcionan debido a que el uso de piezas de concreto hace
extremadamente frágil esta infraestructura. Al caer una pieza el
resto de desprende ante la perdida de sustento. Como resultado:
cientos de miles de miles de litros de aguas negras son vertidos en
los ríos de los Valles Centrales cada día.
Esto
se podría evitar en parte usando materiales y estrategias adaptadas a las
condiciones actuales de vida. Y que sobretodo, hagan uso del inmenso
avance tecnológico que el mundo ha experimentado en las últimas
décadas.
Este
es sólo un caso que por citarlo, podemos descubrir como estamos
todos dentro de las consecuencias de estas acciones. Pero similares
circunstancias encontramos a la ahora de enfrentar muchos de los
retos de la ciudad. Agua potable, movilidad, transporte público,
equipamiento, y muchas otras infraestructuras. Que se intentan resolver
con soluciones que por anticuadas generan desasosiego.
Si
miramos otras urbes de nuestro propio arco continental, por ejemplo
Bogotá, descubriremos que en un proceso de menos de diéz años,
esta ciudad, aplicó una serie de soluciones innovadoras que la
lanzaron a la vanguardia latinoamericana. Un sistema de ascensores
tirado por cables, al que denominan metrocable, RTB –metrobus, allá transmilénio--, bibliotecas públicas en cada colonia marginada y así sucesivamente,
han echo de este lugar uno más habitable.
Si
realmente queremos dar un giro a nuestra ciudad y nuestra calidad de
vida, debemos aprender a intentar cosas nuevas. A dejar de repetir
una y otra vez los errores de otros lados, por que resulta cómodo y
poco riesgoso. Estudiar soluciones, adaptar propuestas, y sobre todo
generar las nuestras propias.
No
perdamos de vistas que las ciudades que hoy día han logrado ponerse
por delante del resto, han sido aquellas don de la palabra
creatividad se ha impuesto. Donde la solución convencional no ha
bastado para convencer a una sociedad crítica que pide más. Algo
más que aquello que está a acostumbrado a ver y que sabe; falla
demasiado.
Comentarios