La calle III
Desde la economía
En los muchos años y siglos que la
humanidad se ha aglomerado en ciudades la calle ha significado muchas
cosas, algunas veces simples vías de comunicación, otras auténticos
iconos del poder- Pero si algo les caracteriza en el tiempo, es su
papel dentro del sistema económico de las urbes desde el origen
mismo de la humanidad.
La calle representa el lugar perfecto
para intercambiar, tanto bienes, como servicios o ideas. Y la
humanidad lo ha sabido aprovechar desde lo mas antiguo de nuestros
orígenes como sociedad urbana.
Revisemos por ejemplo un caso que hoy
día sigue causando admiración a quién tiene la oportunidad de
conocerlo. La medina –ciudad antigua-- de Fez en Marruecos, es
actualmente un sitio declarado patrimonio cultural de la humanidad.
No por lo grandiosa o peculiar de su arquitectura, organización y
perfil árabe, o la importancia de sus monumentos allí ubicados, Fez
es un patrimonio inmaterial de la humanidad.
Lo que en este caso valora la UNESCO
organismo encargado de estas declaraciones es que el conjunto de
actividades humanas que allí se desarrollan, es particular y
relevante, como para ser protegido por la humanidad entera. Pero lo
que indirectamente se dice aunque no se menciona, es que lo que
reconoce, es la dinámica de vida callejera que este lugar posee y
que da soporte a las actividades que las personas desarrollan.
La medina de fez es un estrecho sistema
de calles donde la vida de dentro y fuera de los edificios se mezcla
al grado tal que aveces nos perdemos en la profundidad de su
callejones y portales. Los oficios de derraman desde las viviendas
hacia la calle y el comercio se extiende sobre todo lo largo de las
calles y callejuelas que ensamblan la medina. Es la calle llevada a
su expresión más pura.
Esta tradición nos llega a nuestros
tiempos desde lo mas remoto de la historia urbana de la humanidad, la
calle es así, tiene el poder de integrar personas, pero también
espacio y comercio, es el soporte favorito del mercadeo.
En la actualidad la calle continua
siendo un elemento fundamental para la economía de las ciudades,
sobretodo en una época donde el sector de los bienes y servicios
concentra más de la mitad de la actividad económica de naciones y
ciudades. Lo que significa que las calles de las urbes cargan con una
buena parte de la responsabilidad financiera de estos lugares. Sin
embargo, en nuestro país este fenómeno ha sido muy poco entendido y
mucho menos aprovechado, por lo menos en el sector formal de la
economía, el informal es otra historia.
El ambulantaje, fenómeno tan cotidiano
como antiguo en la historia de nuestras sociedades, es el que mejor a
entendido y aprovechado el potencial de la calle como eje comercial.
Por el contrario ya sea de forma premeditada o accidental, los
gobiernos han desarrollado históricamente una inadecuada gestión de
la calle como espacio público. En mucho debido a que se le a
reducido a ejes de movilidad sobretodo vehicular, pasando de largo de
su potencial económico.
Esto ha dado muchas veces como
resultado una errónea visión de la movilidad urbana, que sacrifica
la actividad comercial en pro de la movilidad vehicular. Así, las
recientes intervenciones en materia de infraestructura vial de muchas
ciudades incluidas la nuestra han dado al traste con la actividad
económica de calles e incluso barrios enteros. Un precio muy alto
para brindar movilidad al mas menos el 10% de la población
propietaria de autos.
Pero la calle es y debe ser, mucho más,
las experiencias de otros lugares nos muestran que una adecuada
gestión de la calle se puede traducir en un incremento en el
intercambio de bienes y servicios, y consecuentemente un aumento de
la oferta de empleo. Al igual que sucede en el caso del comercio
informal y el ambulantaje, si se regula presencia de comercio formal
en las calles la ciudades pueden multiplicar sus ingresos.
Para que esto suceda se deben realizar
muchas tareas previas, una de las más importantes es reposicionar al
peatón como el eje del cambio. Y es que casi nadie compra en coche,
estudios recientes muestran que un peatón consume hasta 3 veces más que un propietario de auto y que una mejora en las condiciones
peatonales de la ciudad se traduce en un incremento de ventas y costo
de las propiedades.
La ciudad puede soportarse así misma,
esto lo han logrado muchas de las urbes más importantes del planeta.
Pero conseguirlo debemos retomar la calles, ubicarla en el centro de
nuestro debate y liberarla de sus complejos para que sea de nuevo el
canal donde fluye casi cualquier cosa en la ciudad.
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