El tráfico que nos ahoga

 El imparcial 24 de diciembre de 2014



En estas fechas y con la urgencia que caracteriza el fin de año en todos los sentidos, más allá de las meras festividades, es una época que representa el final de muchos ciclos, entre ellos los que tienen que ver con el desarrollo de proyectos y la obra pública.

Es también un momento, en el cual se hace muy evidente uno de los grandes retos que enfrenta nuestra ciudad y otras muchas de su tipo, pero que por las condiciones sociales de este lugar, puede resultar aún más angustiante. El tráfico vehicular, que de a poco va sumiendo las urbes del país en la inmovilidad, a medida que avanza el tiempo, se vuelve cada vez más grande y complicado de enfrentar.

El origen de esta situación tiene diversas fuentes, que van desde lo meramente utilitario, hasta las modas y la psicología colectiva. Muchos estudios nos indican que hasta la mitad de los viajes realizados en automóvil son innecesarios. Que la mayoría de los viajes en coche transportan a una sola persona, y que el motivo para adquirir un vehículo de motor no es sólo su utilidad, sino una cuestión de estatus o seguridad social.

De hecho, si ponemos atención en la forma que se arman las campañas publicitarias de venta de vehículos, notaremos que su concepto se orienta más al tema del estatus que al uso práctico del vehículo. La verdad es que nos hemos hecho adictos al uso de este medio de transporte, ya sea por su efectiva practicidad, o porque se ha convertido en un objeto de deseo. Así, en los últimos años, nos hemos encargado de llenar nuestras urbes con vehículos automotores.   

El costo de esta tendencia se ve reflejado cada día en nuestras calles y por desgracia, en nuestro cuerpo. Cada vez tenemos más evidencias del alto daño que está causando a la salud la emisión de los muchos contaminantes que la acción de los vehículos genera. Ésta termina impactando todo organismo vivo de formas tantas, que es muy complejo medir las consecuencias a corto y largo plazo.

La congestión vehicular que sufren las manchas urbanas es, desde cualquier ángulo que se le analice, una de las grandes lacras que enfrentan y enfrentarán todas la ciudades del país en el corto plazo. En la de Oaxaca, ésta es ya una realidad cotidiana. En promedio, la ciudad no se mueve a más de 14 km/h, pensando en los tiempos de traslado, pese a ser distancias relativamente cortas.

Una afectación aún más complicada de medir, es la que afecta el estado de ánimo de las personas y el estrés que los habitantes de la ciudad acumulan, tanto como conductores como paseantes. En este caso, las consecuencias sobre la vida e incluso la economía de la ciudad pueden ser desastrosas. Altos tiempos de traslado, cansancio, y estrés, se traducen en una baja productividad, que termina por afectar a las empresas y a la administración pública, es decir a todo el sector productivo.

Ante esta realidad, resulta urgente implementar medidas dirigidas a descongestionar la ciudad, a garantizar el libre tránsito de sus habitantes, con eficiencia y seguridad. Y cuando hablamos de seguridad, nos referimos también a la seguridad del medio ambiente en el que vivimos y por lo tanto a nuestra propia salud, sea física o emocional.

La mejor estrategia para combatir esta situación no es otra, que no usar vehículos de motor de no ser extremadamente necesarios. La primera opción para realizar un viaje debería ser la fuerza física de las personas. Caminar o usar la bicicleta --incluso una patineta-- es una alternativa rentable para un gran número de viajes cotidianos. Pero para que esto se haga efectivo, será necesario invertir en mejorar e implementar infraestructura apta y segura para este tipo de viajes.

El segundo frente, es también el más complejo de implementar pero el más urgente. La mejora en la oferta del transporte público resulta indispensable para que la ciudad avance en el sentido correcto, y se nos garantice un mejor futuro a sus habitantes.


Sin un transporte público de calidad y extremadamente seguro, nuestras ciudades estarán condenadas a la parálisis, y nuestro porvenir muy incierto. Para lograr ese objetivo, será necesario sumarnos tod@s y hacer a un lado diferencias, porque en estos tiempos, si la ciudad no avanza, difícilmente lo lograremos nosotros.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La arquitectura y la comunidad / Eugene Raskin

Super manzanas o Superilles

2019