Un nuevo ciclo para la ciudad

 El imparcial 31 de diciembre de 2014



Las ciudades no se detienen, este es un axioma constante desde la fundación de la primera, que nos ha llevado hasta nuestro estado actual. Donde los seres humanos más en mayor que en menor medida, nos identificamos con ellas como parte central de nuestra cultura.

Constantemente las urbes del planeta se transforman, aveces evolucionan y se adaptan a los tiempos que corren, la ciudad de hoy no es la misma que ayer, pequeños pero notables cambios se hacen patentes cada día.

El problema radica en que no siempre estos cambios significan una mejora para la ciudad y sus habitantes, por el contrarío, muchas veces el sentido que han tomado las transformaciones de muchas urbes pareciera errático y descontrolado. Motivado más por intereses y agentes exógenos a la ciudad misma que a la necesidad de construir un mejor medio habitable.

Pese a esto, en buena parte la ciudad no es más que un reflejo del estado de ánimo de sus habitantes, y por desgracia el estado que guarda la mayor parte de la población urbana del país atraviesa tiempos difíciles. Para nadie es un misterio o un descubrimiento que nuestra sociedad actualmente enfrenta momentos complejos y una especie de estado de sitio, que ha alterado las condiciones más esenciales sobre las que se basa nuestra relación cotidiana.

El proceso bajo el cual han sido afectadas las urbes y sus habitantes ha sido largo y acumula diversos factores que van desde la pobreza urbana, la violencia cotidiana, la falta de estado de derecho, políticas corporativas, o los malos gobiernos. Por lo que el remedio que permitirá el cambio de rumbo hacia un estado más saludable será igualmente complicado y sin duda alguna prolongado.

Por lo que resulta realmente importante trazar desde ya ese nuevo rumbo, con el único objetivo de que la ciudad se desarrolle con sentido humano y se transforme en un medio ambiente saludable y equilibrado donde sus habitantes puedan dejar salir lo mejor de si mismos.

El espacio urbano actúa en dos vía sobre los habitantes de la ciudad, por un lado el estado que guarda afecta directamente la condición de las personas. Pero por otro lado somos las personas quienes nos encargamos de transformarlo y adaptarnos a nuestras necesidades, así que si la construcción de este estado de equilibrio resulta determinante para que la sociedad urbana prospere.

La ciudad de Oaxaca enfrenta de nuevo el inicio de un ciclo anual, uno más que habrá que sumar a los cientos que ha atravesado a lo largo de su prolonga historia. Lo hace con grandes retos ya conocidos por delante que no cesan de acumularse, al tiempo que se generan nuevos como la necesidad de dar acceso a red de alta velocidad de internet a la población de la ciudad, para asegurar su inserción en el concierto global.

Todas estas necesidades deben ser atendidas y prioridades para irse subsanado paulatinamente, más antes que después. Pero conseguirlo requerirá de grandes esfuerzos y nuevas políticas públicas de quienes administras y toman decisiones en la urbe.

Si algo a carecido la ciudad de Oaxaca en los últimos tiempos es un aire innovador, la ciudad está parcialmente estancada en las viejas fórmulas y conflictos internos que lastran su despegue dentro del contexto nacional e internacional.

Resulta necesario superar estas faltas, la urbe que habitamos requiere de la generación de una cultura del consenso para poder prosperar y junto con ellas su población. El escenario nacional y global se mira complicado en el año que inicia, a la sombra de la inestabilidad social se suma el fantasma de la crisis económica que en estas ultimas semana a golpeó el mercado petrolero y el precio del dólar.

Por lo que la construcción de frentes comunes donde el beneficio social se anteponga a los intereses de grupo es más que urgente. Esa es una práctica que en Oaxaca ha costado trabajo construir y que sin embargo habrá que igualmente desarrollar, la ciudad lo demanda y sus habitantes lo requieren para mirar la realidad que se nos avecina, con más optimismo con más proyectos comunes.

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