Redes técnicas lentas III

El imparcial 18 de febrero de 2015




Las redes técnicas permiten la subsistencia de la ciudad y la buena convivencia y paz social de sus poblaciones. De hecho muchas de las convulsiones que padece la ciudad están relacionados con demandas de grupos de habitantes de este tipo se servicios distribuidos en red.

Agua, drenaje, electrificación y comunicaciones, son demandas cotidianas que la estructura de crecimiento de una ciudad como la nuestra no hace más que incrementar.

La electrificación y el alumbrado son un caso particular que adquiere vital relevancia en los tiempos que vivimos, por un factor esencial de hoy día; la inseguridad. Mientras la oleada de violencia que viven las urbes de nuestro país se hace más y más presente, se hace también urgente generar espacios más seguros donde las personas puedan estar o transitar, durante el día y la noche de manera segura.

Esta necesidad ha acompañado a la ciudad por largo tiempo y de hecho en algún tiempo so solución en la Ciudad de Oaxaca, fue incluso pionera en esquemas de alumbrado público.

La electrificación en Oaxaca va hacerse presente acompañada del empuje de la industria textil y la minería, que floreció a finales del siglo XIX y principios del XX. La primera hidroeléctrica que dio servicio a la ciudad aparecerá a inicios del siglo XX y se va a permitir entre otras cosas, el cambio de lamparas de gas y aceite que iluminaban la ciudad, a bulbos de filamento que desde la segunda década del siglo XX van a parece por sus calles.

Por largo tiempo la electrificación de la ciudad se limitó a el perímetro del centro, pero poco a poco la luz salió del casco histórico a medida que la ciudad crecía en un proceso de conurbación. Este proceso se dio muy lenta y precariamente, a lo largo del proceso de expansión de la ciudad el alumbrado arriaba a las colonias y barrios años después del inicio de urbanización.

Normalmente sustituía una serie de improvisadas instalaciones que los propios colonos habían construido a lo largo de la consolidación de sus barrios. De hecho, el proceso de pasar la factura de la iluminación de las calles, de las organizaciones vecinales a la municipalidad, es en si un acto reivindicativo de consolidación que muestra el estado de formación del asentamiento.

En la actualidad el proceso de expansión de la red eléctrica avanza lentamente y no a la velocidad con que se mueve el flujo del crecimiento urbano.

Por el contrario, la ciudad se expande mucho más rápido de lo que la cobertura de la red puede garantizar. Ante esta situación miles de habitantes de la Zona Metropolitana carecen de acceso a la red, por lo que hacen uso de otras alternativas, como generadores a diesel o gasolina, y en unos pocos casos el uso de energía fotovoltaica.

De forma que pese a los esfuerzos que se han hecho en las ultimas décadas por traer cobertura de servicio eléctrico e iluminación a la población de la ciudad, y minimizar los indicadores de pobreza y marginación, el reto se multiplica a medida que la urbe se extiende sin control.

De nuevo parece imposible que el crecimiento de la red eléctrica llegue a cada rincón del complejo sistema urbano de los valles centrales con la rapidez necesaria . O que el estado cuente con los recursos que le permita mitigar las necesidades de la población. También está el hecho que a medida que la red eléctrica se desarrolla en áreas no urbanizadas, se expanden implícitamente los ejes de colonización una sociedad en constante demanda de espacios donde habitar.


De nuevo se hace más que urgente la necesidad de inducir desde la planeación el crecimiento de las ciudades y la organización del territorio. Y para este fin, el desarrollo de un modelo de electrificación consciente sería una gran herramienta. Aunque como sabemos y estamos acostumbrados, será difícil dar alcance a el crecimiento veloz y sin un verdadero patrón que denota la ciudad de Oaxaca y su zona metropolitana.

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