Infiltración
El imparcial 27 de mayo de 2015
Río Atoyac Oaxaca |
La situación de la escases de agua que
enfrenta la mancha urbana de la ciudad de Oaxaca y sus 640 mil habitantes se
agudiza cada día, y así lo hacen también las manifestaciones sociales que hacen
reclamo de dicha situación. Las perspectivas no son buenas, a medida que la población
en la ciudad se incrementa y que la mancha urbana se extiende, resulta más y
más complejo llevar agua potable a la población urbana.
Pero este problema cae en una contradicción;
los Valles Centrales de Oaxaca captan durante la temporada de lluvias una gran
cantidad de agua. Hasta 800 mm anuales en la zona centro de la ciudad, pero más
de 1000 mm en las cordilleras montañosas de la parte norte, mientras que en la
totalidad del estado se alcanzan 1500 mm se trata de número bastante elevados
comparados con la media nacional.
El problema es el aprovechamiento que hacemos
de esta precipitaciones, ante la falta de un sistema de captación y
diferenciación de aguas pluviales, la mayor parte de estas se mezcla con aguas
negras y se dirige en el mejor de los casos a las plantas tratadoras. En el
peor aporta a la contaminación de ríos y otros afluentes que poco a poco
ensucian el territorio.
Pero la verdad es que hacer un adecuado
aprovechamiento de esta situación en la ciudad y sus alrededores requiere sobretodo
de buenas ideas, poco esfuerzo y de poca inversión.
Por ejemplo, desde hace ya varios años se ha
venido desarrollando una iniciativa para la construcción de micropresas en las
zonas altas que bordean la ciudad. Estos retenes de agua aminoran la velocidad
con la que baja el agua de las montañas lo que facilita el proceso de
infiltración del líquido al subsuelo, que ayuda a la recarga del manto freático,
y que dicho sea de paso es la principal fuente para la obtención de agua
potable en la zona metropolitana.
Ya en la actualidad operan en la Agencia Municipal
de Vicente Guerrero algunos de estos micro embalses, que han ayudado
notablemente a la mejora del ecosistema circundante y a su vez a la capital
entera, al aportar agua limpia en la recarga del subsuelo. Multiplicar estas
iniciativas en el territorio que aloja la ciudad se podría convertir en una
poderosa estrategia hacia la conservación del territorio y la autonomía
hídrica.
Una alternativa viable y eficiente a la construcción
de la presa de Paso Ancho que impactaría de manera negativa el medio ambiente
de esa región y generaría un enorme gasto energético y conflictos sociales al
trasladar de regreso las aguas recicladas de la ciudad, a la ciudad misma. Una
deformación del ciclo del agua que habla de la desesperación actual en materia
de manejo del agua.
Otras estrategias pueden y deberían ser
aplicadas ante esta situación, una compete directamente a los municipios y sus
direcciones de obras públicas, y se relaciona con hacer la capa que cubre a la
ciudad más permeable. Durante décadas nos hemos dedicado a sellar la ciudad
mediante el uso de concreto y otros materiales que impiden que el agua entre en
contacto con el suelo, haciendo imposible la infiltración del líquido al
subsuelo.
No se ha dado lugar a espacios mínimos que
faciliten este proceso, incluso se han construido arriates al arbolado que
impiden que el escurrimiento de agua sea capturado y aprovechado en la
vegetación urbana. Es casi una manía el impedir esta relación agua tierra, que
sin embargo es el origen y sustento de la vida misma y que con estas medidas
negamos cotidianamente.
Esta situación se hace grave en las partes
altas de la ciudad, donde el pavimentar calles se convierte en una vía de
acelerar las aguas que se captan en las montañas y enviarlas a gran velocidad a
las partes bajas de la ciudad. De nuevo desaprovechando su potencial pero
además convirtiéndolas en una amenaza para muchos habitantes de las zonas bajas
de la urbe.
Si se construyeran calles con capacidades permeables
y áreas infiltrantes, sería posible el aprovechamiento de estas aguas como otra
componente de una estrategia a largo plazo para dotar de agua a la ciudad. Que
por otra parte, aprovecharía la infraestructura de dotación existente y
disminuye los riesgos a la población por eventos climáticos. Ayudemos a que el
agua se quede entre nosotros.
Comentarios