Dependencia energética
Ciudad vulnerable
El imparcial 10 de junio de 2015
La ciudad de Oaxaca no es una ciudad como cualquier otra, desde cierta perspectiva cualquier ciudad es peculiar, pese a mantener rasgos elementalmente parecidos. Siempre las poblaciones de los Valles Centrales han estado marcadas por dos condicionantes, el aislamiento geográfico, resultado de la fisiografía del sistema de valles y la diversidad cultural.
Estos factores han sido determinantes a la hora de tratar de entender los fenómenos sociales que aquí se desarrollan de manera cíclica. Lo que hemos vivido en la pasada jornada electoral, es una más de estas manifestaciones que entre otras cosas dejan ver lo vulnerable que la ciudad y la sociedad ante estas realidades y las situaciones que desatan.
Estos factores han sido determinantes a la hora de tratar de entender los fenómenos sociales que aquí se desarrollan de manera cíclica. Lo que hemos vivido en la pasada jornada electoral, es una más de estas manifestaciones que entre otras cosas dejan ver lo vulnerable que la ciudad y la sociedad ante estas realidades y las situaciones que desatan.
Es el caso por ejemplo
del desabasto de combustible que los eventos de la semana pasada infringieron a
la ciudad. Durante cuatro días, miembros del la Sección 22 de la CENTE
bloquearon la distribución de gasolina y diesel en la ciudad, como resultado se
generó una crisis que pone de manifiesto nuestra sobre dependencia al consumo
de estos energéticos.
Las imágenes que se
podían apreciar durante este procesos eran las de una sociedad desesperada que
no sabía como actuar ante esta situación. A medida que el bloqueo se hacia más
largo en tiempo, la tensión entre los habitantes de la ciudad se volvía más
evidente: Para el día final del desabasto, ya se generaban intensas discusiones
y brotes de violencia en las estaciones de servicio entre consumidores
desesperados.
Ciudadanos que bajo
circunstancias comunes, hubieran mantenido su temple y la paz social en la
ciudad, entraron en crisis al ver como se paralizaban sus actividades y
resultaba evidente la urgencia de conseguir combustible.
No es la primera vez
que esto sucede en alguna ciudad, la carencia de combustibles han puesto en
jaque más de una vez a nuestra sociedades. Recientemente Rusia uno de los
principales países productores de gas del planeta negó el suministro a varias
ex repúblicas Soviéticas y encareció los precios a países de la Unión Europea,
en pleno invierno.
Como resultado se
generó también una crisis que demostró lo vulnerable que eran estos países y
sus ciudades ante la carencia de energéticos. Sin embargo la respuesta de la
unión europea ante esta situación ha sido contundente, un plan para disminuir
la dependencia del exterior, incentivar energías alternativas y apostar por
medio no motorizados para mover a la población de sus países.
Así hoy en día
cientos de ciudades europeas cuentan con redes de ciclovías y sistemas de
bicicletas públicas que suman opciones a la movilidad urbana y que representan
una alternativa para millones de europeos.
También diversos
gobiernos han iniciado un proceso de promoción financiamiento a las
alternativas energéticas que en algunos casos obliga a los desarrolladores a
que un porcentaje de la demanda energética del proyecto debe ser producida en
las propias edificaciones.
También se ha
apostado fuertemente por el transporte eléctrico mediante la construcción de
nuevas líneas de metro y tren ligero, que funcionan con electricidad, misma que
se puede producir localmente. Este mismo año la ciudad de Berlín pondrá aprueba
un sistema de autobuses urbanos que se mueven con baterías recargadas por
inducción, colocando a la ciudad a la punta de las innovaciones en esta
materia.
De este modo poco a
poco Europa deja de ser dependiente los hidrocarburos, recuperando su
independencia energética y su apostando por la construcción de sociedades
capaces de resolver sus necesidades de este tipo localmente.
Europa no es la
única región del planeta donde se está dando este vuelco, las grandes potencias
del planeta China, Japón o Estados Unidos están en ese camino. Recientemente se
anuncian incentivos a las tecnologías verdes y el trasporte masivo, así como la
fabricación de autos eléctricos.
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