Redes ciclistas rápidas



El imparcial 20 de mayo de 2015
Vía ciclista bidireccional Barcelona 2015
Muchas personas tienen la idea de que la entrada de la movilidad ciclista en la vida ciudades representa la perdida de su capacidad para desplazarse de manera eficiente y ágil. Sobre todo se suele creer que la existencia de bicicletas en las vialidades urbanas haciendo más lenta la velocidad de tráfico de estas, limitando a los automóviles y sus conductores.

Pero de hecho el fenómeno es el inverso, se ha probado que de la existencia de bicicletas en los esquemas de movilidad de las metrópolis ayudan a que los desplazamientos de vehículos de motor sean más rápidos. Así lo demostró un estudio en la ciudad de Nueva York Estados Unidos, publicado hace apenas un par de años, la conclusión era que la velocidad de los vehículos de motor había mejorado después de la implementación de carriles dedicados a ciclistas.

¿Pero qué pasa cuando el ciclista es más rápido que el automóvil? Cuando la introducción de vías ciclistas bien diseñadas, sumada a un adecuado sistema de intersecciones y la versatilidad de la bicicleta, nos permite superar la velocidad media del tráfico urbano.

Esto en realidad es algo bastante fácil de imaginar e incluso lograr. A medida que las urbes se llenan de medios motorizados y que estos ocupan más y más lugar sobretodo en horas pico la velocidad de los vehículos de motor decae paulatinamente, lo que acerca el rango medio a la velocidad de los ciclistas.

Para hacer frente a esta situación, las administraciones públicas de las ciudades tienden a la construcción de más y mayores vialidades. Sin embargo, esto representa no sólo un muy elevado coste que se termina convirtiendo en un subsidio directo al mismo problema. Se trata también de soluciones con un muy corto tiempo de duración, que se ven superadas por el crecimiento inducido de vehículos motorizados.

La alternativa más rentable y viable al problema de movilidad en las manchas urbanas es la diversificación de las modalidades de transporte, con un especial énfasis en los sistemas de trasporte públicos y no motorizados. En este último aspecto muchas ciudades cuentan con condiciones suficientes para hacer de un sistema de movilidad ciclista una base real para el transporte de miles de sus habitantes.

Recientemente la ciudad de Barcelona en Cataluña España, realizó una transformación profunda a la que es su principal arteria en materia de movilidad en superficie. La Avenida Diagonal; planteada como eje de comunicación transversal en plan urbano original de Ildefonso Cerdá de mediados del siglo XIX, luce hoy una nueva sección vial en su tramo central, entre la avenida de Paseo de Gracia y La plaza Francesc Macià.

En este tramo de dos kilómetros de largo aproximadamente en ambos costados de esta gran avenida han emergido sendos carriles par bicicletas, con un diseño pensado para desplazamientos de alta velocidad. Esta intervención es realmente una modernización de la vía ciclista que ya recorría La Diagonal desde hace varios años.

Ubicados los carriles  a la Izquierda en contra de las convicciones tradicionales, confinados y protegidos por ambos costados, esta ciclovía actualmente moviliza ya masas de personas a velocidades cercanas a los 20 km/h para un ciclista urbano experimentado.

Esto quiere decir que es posible cruzar dicha ciudad en su sentido longitudinal en aproximadamente media hora, lo cual hace extremadamente competitiva esta opción, en comparación con otras alternativas motorizadas, como el vehículo privado o el transporte público. Con la ventaja de que se trata de una alternativa prácticamente gratuita.

Este ejemplo no es el único que actualmente podemos identificar alrededor del planeta de este tipo de vías ciclistas. La necesidad de crear alternativas de movilidad sostenibles, sumada a la experiencia en diseño de este tipo de vialidades que se ha venido acumulando en las últimas décadas, están demostrando su eficiencia en todos los continentes.

Proyectos que proponen la adaptación de túneles de metro desocupados o la construcción de arterias elevadas para ciclistas, dan muestra de este creciente interés por una movilidad en bicicleta rápida, basada en infraestructura a modo. Seguramente veremos en el corto tiempo como estas ideas toman forma y se desarrollan rápidamente, a medida que las necesidades de movilidad urbana se incrementan y nuestra sociedades se adaptan a estos nuevos tiempos.


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