La planeación de la infraestructura
Improvisación v/s
estrategia
El imparcial 24 de junio de 2015
Existe una especie de tendencia a
suponer que para que un país territorio
se desarrolle es necesaria la inversión de grandes capitales de recursos de todo tipo,
particularmente financieros. Esta idea adoptada por algunas administraciones públicas
y privadas ha dado lugar a grandes dispendios públicos y privados que sin embargo
no siempre han concluido en una verdadera rentabilidad social o económica
de estas inversiones.
El tema puede ser tan relevante
que puede llegar costar puntos al producto interno bruto de las naciones, o
perdidas millonarias a las empresas. los ejemplos sobre estas malas prácticas
son varios. Por mencionar algunos casos recientes tenemos; a nivel nacional el
fracaso de las licitaciones de ferrocarriles, en la capital del país el
desastre de la línea 12 del metro o en el estado de Oaxaca la puesta
en marcha de un proyecto de centro de convenciones multimillonario.
La circunstancia común que
hila estos proyectos pese a sus diferencias obvias es que fueron puestos en
marcha bajo la premisa de la urgencia y la improvisación y
no como una política de inversión pública a largo plazo. Amen de los supuestos hechos de
corrupción de los que han sido objetos los tres ejemplos antes mencionados.
En México
el sistema de partidos, la descoordinación entre entidades públicas y la falta de involucramiento
de la sociedad civil, ha dado lugar a una débil estrategia que se sustituye por ocurrencias e
ideas al vuelo.
No hay que confundir esta
realidad con el hecho de que varios de los proyectos que se improvisan son
realmente necesarios, sólo que su procesos de gestación y
desarrollo suele estar muy por debajo de las expectativas de estas iniciativas.
Aunque existen casos donde ni siquiera eso se rescata por ejemplo, el del
tristemente recordado Arco del bicentenario hoy Estela de la luz un monumento a
la improvisación y el gasto absurdo.
Buena parte de esta situación se
debe a una desconexión entre los distintos agentes que intervienen en la
producción de infraestructuras y equipamientos. Muchas veces hemos notado como
una área del gobierno camina en un sentido mientras otra va en otro. Una
dependencia pavimenta, mientras otra abre zanjas destruyendo la inversión
recién realizada, esto último es un clásico local.
Pero es una tendencia que priva a
casi todos los niveles de la administración pública nacional, esta descoordinación se
complica aún más con la falta de continuidad de los programas luego de los cambios
administrativos.
Este modelo que ha privado en las
últimas década ha probado su ineficiencia y alto costo para la
hacienda pública que al final somos nosotros mismos. Sin embargo, esta forma de
hacer las cosas no es la única que existe. Otros países y
regiones han desarrollado mejores modelos para que el gasto público
en infraestructuras fuera más rentable y beneficioso para su habitantes.
En estos modelos hay dos
constantes que hacen toda la diferencia, la existencia de planeas consensados a
largo plazo y la transparencia. Dos factores que por desgracia en nuestra
sociedad están en la cola de las preocupaciones de políticos
y otros grupos de interés, sin caer en cuenta que son la base de cualquier
mejora en materia de creación de infraestructuras y equipamientos a la que pudiéramos
aspirar.
La adecuada planeación de
una estrategia a largo plazo requiere sobretodo de la creación de
acuerdo entre actores involucrados, liderados por la administración pública,
pero donde partidos, sociedad civil y empresa encuentren cabida. Urge dentro
este contexto crear el andamiaje legal para que mediante una legislación
mucho más moderna a la actual se supedite la ley de obras a una sobre planeación,
que haga que las obras públicas tengan un origen en planes a largo plazo.
Por el lado de la transparencia,
este punto resulta esencial para el futuro no sólo de las infraestructuras y la
obra pública, si no para nuestro modelo de estado. A medida que por ley sea
obligatoria exhibir de manera pública y al acceso de todos; proyectos y estudios que
los respalda, las autoridades se verán obligadas a realizar mejores proyectos, ante el
temor del escrutinio ciudadano, esta práctica ya es obligada en muchos países del mundo.
En estos la infraestructura es un
factor de cambio, no de desgaste social donde políticos y sociedad civil caminan
juntos hacia un estado de bienestar que de momento sólo se aleja de nosotros.
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