El rescate del espacio público
Cada rincón cuenta
El Imparcial 18 de septiembre del 2013
Nuevo parque Huzares |
La “batalla” que cada día
enfrentamos por mantener una ciudad funcionando de manera eficiente y
con concordia entre su población, implica sin duda el que cada parte
de la urbe funcione adecuadamente. Y quizás ninguna parte es tan
importante como aquellas donde los habitantes de una urbe se
encuentran para relacionarse entre ellos.
Sin embargo, es quizás ese aspecto de
la sociedad y las urbes el que más se ha dejado de lado a la hora de
elegir donde invertir y actuar en las ciudades. Se ha perdido el
interés por generar y mantener espacios que permitan la sana
convivencia entre personas que habitamos un lugar geográfico, ese es
quizás uno de los grandes pecados en materia de desarrollo urbano de
nuestra y muchas otras ciudades.
Este echo no puede ser materia menor de
la planeación de la ciudad y la inversión pública. Desde hace
mucho tiempo tenemos evidencia de que las personas se desarrollan de
mejor manera si su espacio inmediato tiene una calidad ambiental de
buen nivel y existen lugares comunes donde personas de distintas
edades puedan desarrollar una sana convivencia.
La ciudad de se extiende cual mancha de
aceite arrasando con cada metro cuadrado de suelo sin detenerse a
calcular las necesidades mínimas de convivencia que un grupo de
personas requiere. En otros casos el espacio residual que queda a
cargo de los municipios y gobiernos estatales luego de un proceso
urbanizador carece de certeza legal o plan y proyecto para su
utilización.
Cuando se usan la mayor parte de estos
hiatos urbanos son rellenados por escuelas e instituciones públicas
burocráticas, pero poco lugar queda para otro tipo de actividades,
como la recreación y él desarrolló físico. Con contadas
excepciones como en el caso de los deportivos, que se distribuyen
aquí y allá y que sin embargo no logran ser accesibles a todos los
espectros de la población de la ciudad.
Es necesario entender la compleja
diversidad socio-política de la ciudad en la actualidad, el balance
demográfico que se inclina claramente al lado de los más jóvenes,
en particular los menores de 18 años que componen casi la mitad de
la población de la ciudad. Su nivel económico y sus capacidades de
movilidad interurbana, para así poder planear mejor el tipo y lugar
de las infraestructuras que se necesitan para abatir estos regazos.
Desde hace más de un año en la Casa
de la Ciudad nos hemos puesto a la tarea de primero identificar estas
necesidades, analizar sus circunstancias y tratar de intervenirlas de
manera eficiente. Lo cierto es que se han logrado algunos avances
menores, si le compara con la naturaleza del problema, en fechas
próximas serán concluidos dos proyectos que pretenden atacar estas
carencias.
El parque infantil Huzares uno de los
poco espacios para la recreación de los niños pequeños que hay en
la zona centro de la ciudad y el parque y jardín de niños de la
colonia Azucenas en zona de cordillera de Monteaban. Se trata en
ambos casos de proyectos dedicados a la infancia, sin lugar a dudas
el sector más abandonado de nuestra ciudad en este aspecto, pero
también se tarta de espacios públicos recuperados luego de largos
procesos de olvido.
Esta misma semana el parque Huzares y
quizás la siguiente el centro de Barrio de las Azucenas entrarán en
funcionamiento integrados completamente a la sociedad que les da
sentido. Sin embargo y pese a la satisfacción que esto nos pueda
generar, la tarea es amplia y ardua. Miles de niños crecen por todos
los rincones de la ciudad sin escuelas adecuadas o espacios verdes
mínimos, es algo con lo que nos debemos comprometer a terminar.
En los dos caso que hemos mencionado
anteriormente han sido logrados con la colaboración de Ayuntamiento
de la capital, y el soporte de la Fundación Alfredo Harp Helú
Oaxaca A.C. Pero sobretodo con el trabajo de los habitantes del lugar
estos espacios están listos para operar. Pero este pacto en pro de
los espacios públicos de la ciudad se debe ampliar.
Sin el compromiso de aquellos que
tienen el poder público y la capacidad de invertir el dinero de
todos allí donde hace falta, los esfuerzos aislados poco podrán
hacer por revertirlas faltas de espacios dignos, que se multiplican
por todos lados.
Estos no significa que pintar una barda
o arreglar un banco sea algo inútil, pero debemos comprometernos
mucho más allá, en especial con los más débiles, con los más
pequeños, con los más grandes.
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