Pacificar la ciudad II
Aislamiento
y violencia
El Imparcial 19 de marzo del 2014
No
muchos recordarán los eventos sucedidos en París Francia en el año
2004, han pasado 10 años desde que un levantamiento popular generó
una serie de actos de violencia y destrucción que llevó fuego a las
puertas del casco histórico de una de las ciudades más importantes
del mundo.
El
origen de estos eventos sin embargo no se encontraba en el parís
central, si no en los alejados asentamientos que conforman las
llamadas coronas exteriores.
En
estos sectores del sistema urbano regional de la ciudad de París se
había gestado por décadas un modelo de uso y acomodo del espacio
urbano y sus habitantes que colapsó sin que se hubiera previsto o
amortiguado tal fenómeno. El resultado fue tan alarmante que puso
bajo alerta a otras ciudades de este mismo arco que temían que las
reacciones acontecidas en parís les alcance en sus entornos.
Lo
que sucedió aquel 2004 no fue si no la conclusión de un modelo de
exclusión social y aislamiento de una parte de la población contra
otra. En este caso contra las grandes poblaciones de jóvenes
“inmigrantes” que habían sido relegado a habitar lejos del
entramado urbano oficialmente atendido, complementado con todas las
infraestructuras y servicios.
Para
los habitantes de estos otros espacios periféricos la realidad
cotidiana estaba marcada por la segregación académica, la falta de
oportunidades de trabajo y grandes desplazamientos para poder acceder
al casco urbano mejor abastecido. Un pasaje de una sola dirección de
transporte público entre las Boundaries y el centro de París podría
tener un costo aproximado de hasta diez euros, cerca de 180 pesos.
Esto
hacía que fuera prácticamente imposible de pagar dicho recorrido,
como resultado la población permanecía acorralada y aislada. Lejos
de todo aquello que sabían que existía en el mundo “real” donde
habitaba la población francesa más afortunada. Hay que explicar
también que en muchos caso estos jóvenes inmigrantes eran
“inmigrantes” de tercera generación, es decir hijos de personas
ya nacidas en suelo francés, provenientes en su mayoría de las ex
colonias en África.
Este
fue un caso límite de la incomprensión sobre la relación entre el
espacio construido que habitamos y su necesaria conexión con el
conjunto de lugares que componen nuestras ciudades, el resultado fue
simplemente desastroso. Sirva esta conmemoración de echos diez años
después para exponer la necesidad de que nuestras ciudades y sus
habitantes no se vean afectados por fenómenos similares.
Cuando
apreciamos el tejido urbano actual de la ciudad de Oaxaca así como
muchas de sus estructuras y fenómenos cotidianos apreciamos muchos
de los errores que se cometieron en las afueras de París.
La
falta de planeación del entramado urbano a generado grandes sectores
CERRADOS en la ciudad, donde sólo existe una vía de entrada o
salida. Donde las estructuras sociales no se conectan si no que se
dan la espalda entre si, y donde se va gestando de a poco una
sensación de resentimiento y falta de aprecio por el vecino, que
puede desatar reacciones en el seno de nuestra ciudad. .
De
echo ya hay muestras de este agotamiento, la marcada división entre
los distintos sectores de la ciudad tanto física como
socio-económica ha generado auténticos guetos donde cada vez es más
complicado establecer estrategias de pacificación y la violencia se
expande. El problema se va haciendo exponencial a medida que la
población joven se desocupa y no se abren puertas de oportunidad en
esos sectores de la población.
De
nuevo la falta de equipamiento y servicios se vuelve una lacra, a
medida que la ciudad crece en mancha de aceite resulta imposible de
entender. La ciudad de Oaxaca y su área metropolitana tienen una
enorme exención pero una densidad de población urbana muy reducida.
Esto quiere decir que invertir en un sector de la ciudad benéfica a
una población reducida, lo que disminuye el costo beneficio de
cualquier acción.
Por
lo que la estrategia lógica se reduce a dos opciones; conectar mejor
y a bajo costo los distintos sectores de la ciudad para facilitar el
desplazamiento de personas y generar infraestructuras ligeras que a
un bajo costo provean de servicios a los habitantes de la ciudad.
Ambas estrategias tiene pros y contras y hasta cierto punto ambas son
necesarias, lo que esta siempre en conflicto en una economía
limitada es una pregunta inmediata ¿Por dónde empezar? Ya
hablaremos de eso más adelante.
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