Pacificar la ciudad III
Hagamos espacios comunes
El Imparcial 26 de marzo del 2014
Si algo es evidente cuando
recorremos nuestra ciudad es que esta se expande sin control
consumiendo cada espacio y cada reserva de suelo que le sea
disponible. Lo mismo da si se trata de suelos públicos que privados,
la ciudad no ha parado de crecer, pese a las quejas de
desarrolladores de vivienda que se quejan de la falta de reserva
territorial.
La ciudad que construyen
los pobres no encuentra este obstáculo y avece parece que no
encuentra fin, basta levantar la mirada sobre la serranía de Monte
Albán o la cordillera de Santa Rosa, para darnos cuenta que la
mancha urbana se apropia constantemente de nuevos territorios sin
parar.
Sin embargo, estos dos
modelos de expansión urbana, el de los urbanizadores empresariales y
el de la urbanización espontánea no han podido generar una
estructura urbana integral y equilibrada. Hay que decir que en la
mayoría de los casos estos dos modelos se encuentran enfrentados en
el territorio, cerrados sobre si mismos alejando a las personas unas
de otras.
Como pensar en una
sociedad bien integrada y afinada cuando el propio espacio que
habitan esta confrontado con esta intención. Cuando el crecimiento
de las ciudades se basa en acomodar la mayor cantidad de unidades de
vivienda allí donde haya espacio, en la pavimentación inmediata de
cualquier calle, para generar un tejido urbano seco, sin lugares
comunes, sin espacios públicos.
Ante la incontrolable
expansión de esta y muchas ciudades del país resulta muy
preocupante como la ciudad se va desarrollando por si sola, sin el
adecuado acompañamiento de especialistas y organismos de estado que
dicten de manera concreta que otros componentes deben integrarse al
tejido urbano.
A mediada que se va
apretando la red urbana cada vez resulta mas complejo el que se
generen espacios colectivos para el adecuado desarrollo humano de las
personas. Por otro lado, observamos como tristemente las escuelas y
sus espacios que pudieran convertirse en faros al medio de este
abandono, se cierran igualmente sobre si mismos, como una posesión
privada de aquellos que los gestionan.
De nuevo las ciudades se
van quedando sin lugares comunes y muchas veces aquellos que nacieron
con este objetivo son absorbidos y privatizados. Sirva el caso del
Parque del Amor como ejemplo, pero también otros muchos casos dónde
la ciudadanía va perdiendo terreno en favor de los intereses de unos
cuantos que se van reproduciendo por toda la ciudad.
El abandono es también
una pieza inquietante de esta realidad y discurso, no es raro
enconarnos diseminados por la ciudad un gran número de espacios
públicos, mal atendidos y muchas veces sin certeza jurídica. Pese a
fungir como espacios públicos apenas cuentan con las medidas de
seguridad básica para poder ser utilizados por nuestra población,
en particular la infantil.
Esta situación no puede y
no debe seguir así, es indispensable entender que una ciudad
saludable demanda un apropiado diseño y gestión de lo público. Ya
sean espacios abiertos o cerrados, calles o plazas, es importante que
se entienda la urgencia de que la ciudad desarrolle su capital más
importante sin lugar a dudadas, su capital humano.
Es este el que realmente
hace la diferencia en la vida de las urbes, de estos grandes aparatos
tan poco entendidos donde habita la gran mayoría de la población
del planeta, casi el 80 % de la nacional y que cada vez más
concentran personas y aspiraciones.
La generación de lugares
donde la población de una ciudad pueda desarrollar actividades
recreativas y de desarrollo social de manera constante y segura es
actualmente una urgencia tan grande como la de pavimentar o iluminar
una calle. De nada nos serviría tener las calles mejor terminada de
toda la ciudad si somos incapaces de caminarla de manera cómoda y
sin peligros.
La ciudad de Oaxaca se
encuentra actualmente en un proceso de reconfiguración que no se
prevé termine en el corto plazo. Por el contrarío muchas señales
dan cuenta de la construcción de un tejido urbano aun más denso y
complejo. Es urgente que en el interior de este tapiz existan las
puntadas que la hagan más flexible, más amigable y más segura.
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