Gordos, corruptos pero felices
Así nos ven desde afuera
El Imparcial 31 de julio del 2013
Pues bien, quizás el tema
y título del texto de esta semana se aleje de inicio un poco de los
problemas que normalmente tocamos en esta columna semanal. Pero lo
cierto es que si miramos la linea que lleva a los hechos que
describiremos nos daremos cuenta de que esta distancia no es tan
largo como pudiéramos pensar y que por el contrario está
directamente conectado con la temática de esta columna.
El título de este
artículo se desprende de la suma de tres reportes que fueron dados a
conocer en fechas muy recientes y que nos tendrían cuando menos que
poner a reflexionar sobre el futuro de nuestra sociedad y quizás lo
más importancias lo que heredamos a las nuevas generaciones.
Gordos: La primera parte
de esta frase tiene que ver con un informe emitido por la OMS
dependencia de Naciones Unidas que dejaba ver que estadísticamente
ya somos el país con mayor población obesa del orbe. Un 70% de las
personas, adultos y niños tienen sobrepeso y un 38 % de la población
adulta se le puede considerar obesa. Esto lectores significa cerca de
30 millones de personas.
Al tiempo, se reconocen
dos componentes de este problema; comemos mal, como ejemplo esta
semana se dio a conocer que somos el principal consumidor de bebidas
azucaradas del mundo por habitante. Así lo informó el presidente de
la principal embotelladora mundial en México, quien dijo que no es
suficiente y seguirán ofreciendo “mejores productos”. El otro
aspecto, nos movemos poco, pasamos de ser un pueblo a pié a uno que
va en coche hasta por las tortillas.
Corruptos: También se dio
a conocer el Barómetro Global de la Corrupción publicado hoy por
Transparencia Internacional. El resultado de este trabajo tampoco es
para sentirse orgullosos, somos según esta investigación, el país
más corrupto de América Latina. No pierdan la perspectiva lectores,
nos comparamos con países que solemos despreciar absolutamente como
los de Centro América.
La encuesta realizada por
transparencia internacional, deja ver como por mucho la policía y la
clase política son los grupos menos valorados, más del 70% de los
encuestados los señalaron como corruptos. Este es un dato terrible
si pensamos que unos procuran el estado de derecho y otros planean
las políticas públicas que mantienen la maquinaria en movimiento.
Felicidad. Pero pese a
esto parece ser que los mexicanos estamos echos de esa lámina gruesa
que no se dobla, según la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), en su edición 2013, del ‘Índice
para una Vida Mejor, los mexicanos no tenemos trabajo seguro ni bien
remunerado, el nivel educativo medio es bajo, pero somos el décimo
país más feliz de los 36 que integran la OCDE.
Mas allá de los sesgos
metodológicos que pudieran presentar estos tres reportes, resulta
bastante chocante que los tres subsistan en un momento en el tiempo.
¿Como puede una sociedad enferma de obesidad con más de un 7% de su
población diabética, sentirse feliz entre un mar de corrupción?
Lo cierto es que la
felicidad es una herramienta muy valiosa para esquivar su alter
ego, la depresión, en la cual nos veríamos sumidos si no
digiriéramos nuestra realidad por estos medios. Esto se conecta con
la nueva cultura del consumo impulsada desde los medios de
comunicación que han echo entre otras cosas de nuestra dieta un
auténtico desastre, del que finalmente se termina haciendo cargo el
estado.
Cada persona con exceso de
peso se convierte en un enfermo crónico en potencia que deberá se
atendido lo mismo por instituciones del estado que de la sociedad
civil o su propio entorno inmediato. Todas la principales causas de
muerte en nuestro país están ligadas a la obesidad y la falta de
movilidad, entre las mas recurrentes la hipertensión arterial y las
relacionadas con la diabetes.
Y es en este punto donde
corresponde hacer una conexión al tema de lo urbano, del papel que
juegan las ciudades al medio de este cúmulo de problemas.
La ciudadanía está
urbanizada, nuestras ciudades concentran al 80% de la población
nacional, y esta concentración permite implementar soluciones más
sencillas de aplicar y eficientes. Ese es un tema que hemos tratado
recurrentemente en esta columna semanal y que se resume en un frase:
Ciudad Sana, es decir una población urbana saludable ¿ Por que no
hablamos de este tema en la siguiente entrega?
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