Transporte público en la ciudad I
La escala del problema
El Imparcial 04 de diciembre del 2013
Casi todos en algún
momento de nuestra vida en la ciudad hemos tenido ya sea de forma
cotidiana o casual, algún contacto con la red de transporte público
que en la ciudad y la región de los Valles Centrales opera. Y sin
duda y sin pena hay muy pocos usuarios de este sistema –suponiendo
que lo es-- que podrían decir que se trata de un servicio que
realmente funciona a la altura del las necesidades y demandas de la
sociedad.
El problema es muy amplio
y tiene muchas aristas, algunas que se han ido construyendo a lo
largo de los años desde tiempos antiguos y otras que simplemente no
han sabido ser manejadas por las diversas administraciones públicas,
incapaces muchas veces de entender el impacto de este aspecto de la
vida de las personas y las ciudades en la actualidad.
El mundo de hoy es un uno
en movimiento, los intensos cambios sociales y tecnológicos de los
últimos cincuenta años han puesto a nuestra población bajo una
dinámica de movilidad sin precedentes. Podemos recorrer cada día
incluso cientos de kilómetros como parte de nuestras actividades
diarias sin apenas detenernos a pensar en el hecho.
Por ejemplo, pensemos en
aquellas personas que se mueven en el metro d ella ciudad de México
tiene 23.6 km de largo solo recorrerla de ida y vuelta implica un
paseo de casi 50 km. Y no hay que ir muy lejos para encontrar estos
fenómenos en acción.
En los Valles centrales un
estudiante que venga a la universidad de una población como
Tlacolula recorrerá diariamente solo en ir y volver cerca de 70 km,
más aquellos desplazamientos que se realicen dentro de los límites
de la ciudad. Pero sobre todo aquellos que se desarrollen dentro de
sus hábitos y costumbres cotidianas que es lo que realmente
determina la distancia y la modalidad de medio de transporte
aplicado.
Fenómenos como la
participación de las mujeres en la estructura económica de las
sociedades, la ampliación de la expectativa de vida, o el acceso y
ampliación de la población al sistema educativo, entre otras muchas
causas, han dado como resultado una dinámica de movilidad
impresionante. Mucha de esta se desarrolla en las ciudades por ser el
lugar donde más población y diversidad de alternativas cotidianas.
La dimensión del fenómeno
de la movilidad en nuestra generación ha alcanzado una complejidad,
solamente comparable con la escala y estructura misma de nuestras
ciudades. Ya sean las grandes urbes o las de pequeña escala, todas
han adquirido un matiz distinto al que mantuvieron por largo tiempo
incluso cuando el siglo XX estaba muy avanzado.
Así como el borde de la
ciudad se ha vuelto difuso y el modo de vida urbana se ha hecho
presente en cada aspecto de la vida de las personas incluso en
ambientes “rurales”. La aparición de opciones dentro del campo
de la movilidad en mas de las personas se ha hecho igualmente
complicado y en ocasiones hasta abstracta de la realidad a la que
estábamos acostumbrados.
Si no, como podemos
explicar de manera simple la reciente aparición del fenómeno del
mototaxi en la ciudad, más allá del hecho de que han llenado un
nicho vació; --el de la movilidad de corta escala--. Lo cierto es
que en apenas unos años se ha convertido lo mismo en una solución
que en un problema de gran escala ante la mirada pasmada de
autoridades y sociedad en general.
Hay que comprender que la
escala del problema de la movilidad en la ciudad va más allá de la
dimensión de los recorridos y el número de viajes que una persona
pueda hacer en un día. Tiene una escala de acción social y
económica que es lo que verdaderamente no se ha sabido entender a la
hora de planear y proponer soluciones.
Ante la falta de una
verdadera economía dinamizada desde varios sectores, el sector del
transporte ha crecido dentro de la debilitada economía del estado.
Hasta que un sector prácticamente auto regulado, con casi cero
rendición de cuentas fiscales y con una base trabajadora que apenas
conoce las prestaciones sociales de ley, se ha convertido en la
quinta industria económica del estado.
El que esto haya adquirido
estas dimensiones debería alertarnos a todos, por que mientras
cientos de miles de personas buscan una forma de llegar a sus
destinos diariamente. El sistema opera libremente, muchas veces sin
sentido y alejado de los términos de servicio social que les fue
mandatado.
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