Haciendo oficial la doble fila
Solucionando el problema,
con el problema
El Imparcial 16 de abril del 2014
Quienes caminen por la
calle Reforma o Garcia Vigil estos días notarán un cambio notable
en el paisaje que por evidente puede que no se identifique del todo.
Se trata de la adecuación de cajones de estacionamiento en batería
que el caso de G Vigil va desde el inicio del acueducto en el barrio
de Xochimilco sur, hasta una calle antes de llegar al Zócalo de la
ciudad.
Esta medida fue creada
para permitir el mayor número de autos estacionados en sobre el
flanco de la calle, por lo que la presencia de automóviles
estacionados se ha incrementado de forma muy evidente, pero la medida
implementada por transito municipal va aún más allá. En algunas
partes de esta misma calle se ha implementado una fila extra de
estacionamiento en el lado opuesto de la calle, ampliando aún más
los cajones disponibles en dos filas.
Hace un par de semanas
cuando el director de vialidad municipal anunció esta medida
argumentaba que se establecía como una forma de combatir la doble
fila de estacionamiento que se forma sobre estas y otras calles –el
Imparcial 24 de marzo del 2014--. Sin embargo esta medida por el
contrarío, no pone freno a la practica de la doble fila, si no que
la hace oficial, se vuelve normativa y así los elementos de transito
no tiene que preocuparse de ella, en las calles que la permitan.
Sorprende la forma tan
poco meditada con la que se impone esta medida en una de las calles
con mayor atractivo económico y patrimonial de la ciudad. Sorprende
también como la afectación al paisaje urbano ha sido tan poco
considerada, al grado que actualmente lo que podemos apreciar sobre G
Vigil es la instauración de un gran estacionamiento público
gratuito, que ocupa la mayor parte del perfil de la calle.
Hay varios argumentos a
esgrimir en contra de esta medida, que si bien va destinada a
resolver el problema de la falta de lugares de estacionamiento,
termina generando un número mayor de conflictos.
De entrada están los
evidentes, la sensación de que de a poco el centro de la ciudad se
convierte en un estacionamiento público gratuito, que termina siendo
una nueva forma de subsidio a los propietarios de vehículos. Lo que
se vuelve una forma de incitación a que la gente compre más coches,
si la gasolina esta subsidiada, los impuestos a su posesión se van
eliminando y el estacionamiento gratuito se duplica, parece que tener
un auto es una buena idea, el problema es donde acomodar este aumento
de vehículos.
También están las
afectaciones al transito, eliminar una fila de circulación para
estacionar más autos, no genera ninguna alternativa al propio auto.
Es decir, no se está eliminado un carril de circulación para
ofrecer alguna otra alternativa, como un carril bici o mejorar las
condiciones de movilidad peatonal. Simplemente se trata de un
reacomodo dentro de la geometría de las calles de un mayor numero de
vehículos parados, esto trae dos consecuencias inmediatas.
En el caso de la entrada y
salida al cajón de estacionamiento, esta se hace desde dos
direcciones, izquierda y derecha, lo que implica cortes a la vialidad
por ambos lados. Por otro lado, la salida de los estacionados en
batería se hace en reversa, lo que aumenta el número de puntos
ciegos, incrementando las probabilidades de accidentes especialmente
para peatones ciclistas y motociclistas, que desaparecen más
rápidamente del cuadro visual.
Pero sobretodo, resulta
triste ver como de nuevo se traza una política que va en
contrasentido con lo que la lógica y la tendencia en movilidad marca
para las ciudades en la actualidad, de nuevo quedamos fuera del ritmo
de los avances en materia urbana. Mientras en ciudades de nuestro
propio entorno se instauran parquímetros para reducir la presencia
de autos en las fachadas de las calles, aquí se amplían espacios.
Si suponen que esta medida
ayudará a la actividad turística o de servicios los estudios y
experiencias previas señalan lo contrario, los espacios de
estacionamiento suelen ser copados por propietarios de negocios y
residentes locales lo que anula esta medida. Lo que realmente hace a
una ciudad más eficiente y accesible comercialmente es que la gente
pueda transitarla fácilmente y entrar a comprar libremente, eso esta
ampliamente documentado y llevado a al practica en ciudades como el
D.F.
Si esta medida se extiende
mas allá de los límites que tiene en la actualidad las
consecuencias para el paisaje y la vida de la ciudad pueden ser muy
negativas. Atacar problemas en las ciudades con una visión que se
reduce aun sólo aspecto de la misma es una practica poco rentable
par la ciudad y sus habitantes. Solucionar un problema haciéndolo
oficial equivale a evadir el problema de fondo, y aceptar que
simplemente no se ha podido resolver.
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