Una ciudad saludable
Un modelo a largo plazo
El Imparcial 7 de agosto 2013
Las ciudades se pueden entender
organismos complejos donde miles y millones de personas coexisten en
medio de una gran diversidad de circunstancias. Aparatos cambiantes y
contemporáneos las ciudades se han convertido en el lugar para vivir
por excelencia, allí habita más de la mitad de la población
mundial y más de tres cuartas partes de la nacional.
Como todo organismo el que este enferme
resulta en un problema, mismo que se intensifica según es el tamaño
de su población.
Lo que enferma a una ciudad no es otra
cosa que el resultado de las acciones de sus habitantes. Estos son
las células de este organismo por lo que de su salud depende la de
todo el sistema, y esto es un echo que aveces se olvida y que
perdemos de vista constantemente.
Distintas disciplinas no has enseñado
como la vida urbana implica una serie de circunstancias que nos
afectan en prácticamente. La psicología colectiva, sociología
urbana, antropología urbana, salud publica, y otras áreas del
conocimiento, han dedicado muchas páginas y largos estudios a
entender como las ciudades afectan y en que sentidos a sus
habitantes.
De estas prácticas hemos aprendido
bastantes cosas, sabemos que existe una relación muy poderosa entre
el estado del medio ambiente y los habitantes de la ciudad. Esto ha
generado teorías incluso extremas, como la de las ventanas rotas. Si
una casa es fea y tiene las ventanas rotas, las personas le perderán
el respeto y terminarán por romper las ventanas que están en buen
estado.
Por este motivo es necesario que no
haya ventanas rotas en las ciudades, que el medio ambiente sea lo
suficientemente completo y agradable como para que nadie piense en
romper una ventana. La teoría de ventanas rotas se ha llevado al
borde en muchos casos, en alguno yendo demasiado lejos, al grado de
criminalizar muchas actividades sociales en las urbes, bajo el
pretexto d ela prevención.
Otro aspecto de la salud de la ciudades
tiene que ver directamente con la salud física de sus habitantes.
Uno de los gastos más altos que puede realizar cualquier estado o
ciudad es el de brindar servicios sanitarios a su población. Según
el Banco Mundial nuestro país gasto en el 2012 el 6.2 % del PIB
nacional – casi equivalente a lo que se gasta en educación-- ,
esta cifra es multimillonaria y supera por mucho a cualquier programa
social del que tengamos conocimiento.
Si observamos una tabla comparativa de
las expectativas de vida y principales causas de muerte, de nuestra
población en la actualidad y hace cincuenta años, descubriremos más
diferencias que correspondencias.
Primero la expectativa de vida tanto de
hombres como mujeres se ha incrementado ampliamente hoy ambos grupos
superan los 70 años de edad promedio lo que significa una larga vida
para la mayor parte de la población. El segundo hecho es que pasamos
de morir de enfermedades producidas por agentes externos, como las
infecciones, a enfermedades que tienen que ver más con nuestros
hábitos de vida.
Como mencionamos en la columna anterior
las principales causas de muerte en México están relacionadas
sobretodo con la falta de ejercicio y mala alimentación. Las
enfermedades cardiacas, hipertensión y diabetes, suman casi un 30%
de las causas de muerte en ;México. Todas estas dolencias están
directamente relacionadas con un modelo d vida urbana, que ha
sedentarizado a la población, en mucho por culpa de la falta de
planeación inteligente en la ciudad.
Hemos construido ciudades que incitan a
no usar nuestro cuerpo, ya sea por aludir a temas de seguridad,
tiempo o la de infraestructura. Lo cierto es que los habitantes
urbanos realizamos muy poca actividad física. Según una encuesta
reciente elaborada por la consultora Gfk señala que sólo el 20%
hace un día de actividad física a la semana. Al tiempo que hemos
sustituido nuestra dieta tradicional, por otra basada sobre todo en
el consumo de hidratos de carbono y grasas saturadas.
Finalmente no podemos terminar este
artículo sin dejar claro un punto: No hay mejor forma de hacer
actividades físicas que mediante la realización de nuestras
actividades cotidianas. Transformar la ciudad en espacios caminables
tiene ese enorme potencial, si nuestra población camina 30 minutos
al día, el impacto en el sector salud es increíblemente positivo.
Una ciudad que camina es una ciudad sana y una ciudad sana es una
ciudad rica, hay que aprender a construirla.
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