Transporte público en la ciudad III
Por
que el autobús y no el coche particular
El Imparcial 25 de diciembre del 2013
El
porqué de la importancia de construir un modelo de transporte
público potente y funcional, tiene que ver con muchos aspectos de la
vida de las personas, las ciudades y las regiones urbanas. Pero tiene
qué ver también con que es la única alternativa que por mucho,
asegura un modelo sostenible de sociedad, dentro y fuera de los
límites de la ciudad.
La
alternativa a la movilidad pública, es decir el auto privado, es por
otro lado el azote de nuestras ciudades y un enorme problema para las
sociedades. El uso excesivo del automóvil representa no sólo un
consumo de espacio considerable en relación con uso de autobuses por
ejemplo, que finalmente terminan generando congestión vehicular y
alto índice de estrés en las urbes contemporáneas.
El
hilo que va dejando el automóvil en la vida de las ciudades se
extiende mucho más que eso. Por ejemplo, se trata de la primera
causa de contaminación en las urbes. Por más que se han hecho
eficientes los motores y demás componentes de los autos, lo cierto
es que su incremento expansivo en número ha generado que las
emisiones a la atmósfera producidas por estos vehículos en lugar de
reducir en los últimos tiempos, por el contrario se hayan
incrementado considerablemente.
Pero
el problema de la contaminación que el automóvil produce sólo
termina en el escape de los vehículos motorizados. Antes de esto, el
proceso de producción de energéticos derivados del petróleo ha
dejado una negra mancha en todo su proceso que se salda con la
contaminación de los lugares de explotación, la contaminación
también de las zonas donde los combustibles se refinan, y la que se
deriva de llevar los combustibles y lubricantes refinados a su lugar
de distribución.
En
cada paso de esta cadena el planeta y el medio ambiente han sufrido
algún tipo agresión y muchas veces algún tipo de daño
irreparable. Mientras esto sucede, millones de conductores sacan sus
coches a la calle con apenas consciencia de la responsabilidad
directa e indirecta que adquieren al tomar esta decisión tan
personal.
Otro
aspecto de vital importancia se suma a este esquema poco rentable
para las sociedades que pueblan el planeta. El exceso en el uso de
vehículos motorizados ha sido copartícipe en una de las epidemias
más expandidas por todo el orbe y que en nuestro país ha adquirido
proporciones verdaderamente espeluznantes. Se trata de la crisis de
salud pública derivada de la obesidad que afecta a una buena parte
de la población mundial y nacional.
Cuando
un 7.5% de tu población adulta esta afectada por un estado diabético
o pre-diabético es tiempo de tomar este problema muy enserio. La
diabetes es hoy día el principal asesino de la población mexicana y
buena parte de su persistencia depende de la baja movilidad que como
individuos desarrollamos hoy día utilizando nuestro propio cuerpo.
Aquí
es donde empieza a tomar sentido el que logremos que la mayor parte
de los movimientos que se realizan en las ciudades se hagan
utilizando medios de transporte en masa, por encima de la opción del
auto particular.
La
capacidad de transporte de un autobús reduce dramáticamente el
espacio que para circular requieren un elevado número de personas.
Esta superficie puede caer hasta veinte veces lo que significa en un
enorme ahorro de lugar y una importante reducción de la congestión
en las ciudades.
Al
mismo tiempo se potencializa el uso de combustibles, un sólo motor
puede transportar un gran número de personas, en el caso de los
autobuses articulados este número puede sobrepasar los 100. Lo que
significa que un sólo equipo deja fuera de servicio otros 99, esta
más mencionar el ahorro en cuanto a contaminación del medio que
esto representa y los beneficios que significa para todos.
Finalmente,
el uso del transporte público casi siempre significa el movernos por
medios propios hacia la para de autobús, taxi, o lo que sea. El
llegar a este sitio es normalmente una actividad que se refleja en
una mejor condición física y en la construcción hábitos
igualmente buenos con nuestro cuerpo, como lo es simplemente caminar.
Pero
finalmente de todas las ventajas que el transporte público puede
tener está la más importante. Y es que si logramos la construcción
de un modelo de transporte funcional, lograremos que millones de
personas lleguen a sus destinos de manera segura y a un bajo costo,
tanto económico como ambiental. Esto debería ser nuestra principal
aspiración.
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