¿Que hacemos con las motos?
El Imparcial 12 de febrero del 2014
Esta pregunta es una que seguramente
más de uno de quienes habitamos la ciudad nos hemos hecho alguna vez, la
respuesta no es nada fácil y a medida que avanza el tiempo se hará más y más
compleja encontrarle una respuesta.
Un par de imágenes de la semana pasada
describen esta preocupación. En la primera una familia de cuatro, con un bebe
pequeño viajaban en el mismo vehículo; una motocicleta en horario nocturno.
Ninguno de ellos llevaba casco, para colmo la madre no podía sujetarse a nada
por cargar el bebe que llevaba en los brazos.
La segunda era un muchacho joven, que
circulaba por la calle Morelos al atardecer, aunque iba sólo el casco colgaba
de su brazo en vez de llevarlo puesto. En algún punto de esta situación se
desbalanceó y terminó por caer justo enfrente del edificio de la Casa de la
Ciudad lo que ocasionó como era de
suponerse daños al motociclista y un problema vial en tan demandada arteria.
Estas dos escenas son apenas un par de
muchas que podemos apreciar cada día en la calles de la ciudad con especial
énfasis en los últimos años, donde la presencia de este tipo de vehículos se ha
hecho más y más preponderante.
Hay muchos factores que han llevado a
los habitantes de la urbe a depender de estos medios de transporte en su vida
cotidiana. Sin duda, la necesidad de desplazarse de un lugar a otro en una
ciudad que crece de forma expansiva es uno de estos factores. La metrópoli se
ha convertido en un lugar dinámico donde sus pobladores realizan un gran número
de viajes cotidianos por diversos motivos.
Entonces el tema tiene más que ver por
que se opta por un vehículo de baja capacidad y elevado riesgo como forma de
transporte. Allí hay cuando menos dos factores dominantes:
El primero la carencia de un
transporte público de calidad y a un costo razonable. Mover una familia de
cuatro integrantes de ida y vuelta, suponiendo que se realiza un sólo
transbordo tendría un costo de 80 pesos en la actualidad. Esto es un muy alto
costo de desplazamiento para una familia media en la ciudad de Oaxaca, que
puede incluso superar su ingreso medio familiar, pero qué sin embargo muchos de
sus habitantes tienen que cubrir cada día.
El segundo, es la velocidad de flujo
en las vialidades de la ciudad, la ciudad de Oaxaca se ha hecho cada vez más
lenta, al tiempo que sus habitantes necesitan desplazarse más rápidamente. Ante
tal disyuntiva se ha optado por el uso de un medio de transporte que en teoría
se mueve más rápidamente por el territorio de la ciudad, pero que implica otro
conjunto de situaciones que le resta efectividad.
Entre algunas que se pueden mencionar
está el hecho de que se trata de vehículos de baja gama, de fabricación
extranjera que apenas cumplen con los estándares mínimos de seguridad y
protección medio ambiental. Esto se traduce en un mayor número de motores
circulando por la ciudad con una menor eficiencia y mayor contaminación tanto
acústica, se regresa al tan poco deseado paradigma de un motor una persona.
También está el aspecto regulatorio que
sobre este tipo de unidades pondera, ya que actualmente existe en las
legislaciones y reglamentos actuales un vacío que no podemos obviar sobre que
trato dar a este tipo de vehículos. No es lo mismo un scooter de 100 o 150 cm2
de capacidad de fabricación china, que una moto 1000 o 1200 cm2 de
fabricación japonesa, habrá que adaptar las normas para este tipo de vehículos
se ordenen de manera adecuada de acuerdo a sus características particulares.
Y esto se amplía a su presencia en el
espacio urbano, un vehículos de motor no debe invadir una banqueta, sin
importar su dimensión. La visión entre movilidad motorizada y no motorizada
debe aplicar a este hecho y se tendría que prohibir que vehículos de motor
invadan áreas destinadas a peatones y ciclistas, esto aplica también para los
lugares de estacionamiento, que actualmente motociclistas invaden con una total
impunidad.
La motocicleta como cualquier otro
medio de transporte requiere ser regulado y ordenado de manera clara y oportuna
para evitar conflictos. Por desgracia, basados en otros casos parecidos, --como
el de los mototaxis por ejemplo--, si no se sientan las bases que regulen su
presencia en la ciudad, se pueden convertir en una situación más de conflicto,
en una ciudad que ya padece demasiado en esa materia.
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